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Proverbios 16:3-25

Proverbios 16:3-25 DHH94I

Pon tus actos en las manos del Señor y tus planes se realizarán. El Señor lo ha creado todo con un propósito: aun al hombre malvado para el día del castigo. El Señor no soporta a los orgullosos; tarde o temprano tendrán su castigo. Con amor y verdad se perdona el pecado; honrando al Señor se aleja uno del mal. Cuando al Señor le agrada la conducta de un hombre, hasta a sus enemigos los pone en paz con él. Vale más lo poco ganado honradamente, que lo mucho ganado en forma injusta. Al hombre le toca hacer planes, y al Señor dirigir sus pasos. El rey habla de parte de Dios y no dicta sentencias injustas. Pesas y medidas caen bajo el juicio del Señor; todas las pesas han sido creadas por él. Los reyes reprueban las malas acciones, porque el trono se basa en la justicia. Los reyes aman y ven con agrado a quien habla con honradez y sinceridad. La ira del rey es mensajera de muerte, y es de sabios procurar calmarla. La alegría del rey es promesa de vida, y su buena voluntad es como nube de lluvia. Más vale adquirir sabiduría que oro; más vale entendimiento que plata. La norma de los justos es apartarse del mal; cuidar la propia conducta es cuidarse uno mismo. Tras el orgullo viene el fracaso; tras la altanería, la caída. Más vale humillarse con los pobres que hacerse rico con los orgullosos. Al que bien administra, bien le va; ¡feliz aquel que confía en el Señor! Al que piensa sabiamente, se le llama inteligente; las palabras amables convencen mejor. Tener buen juicio es tener una fuente de vida; instruir a los necios es también necedad. El que piensa sabiamente, se sabe expresar, y sus palabras convencen mejor. Las palabras dulces son un panal de miel: endulzan el ánimo y dan nuevas fuerzas. Hay caminos que parecen derechos, pero al final de ellos está la muerte.