Joel 1
1
I. LAMENTACIÓN DEL PROFETA, LLAMADO AL ARREPENTIMIENTO Y ANUNCIO DEL DÍA DEL SEÑOR
(1.1—2.2a)
Las langostas arruinan las cosechas
1Este es el mensaje que el Señor dirigió a Joel, hijo de Petuel.#1.1 En lugar de Petuel, algunas versiones antiguas leen Betuel.,#1.1 Acerca de los encabezamientos de los libros proféticos, véase Is 1.1 n. Cf. Jon 1.1.
2Oigan#1.2 Oigan: Cf. Dt 32.1; Is 1.10; 28.23; Os 5.1; Miq 1.2. bien esto, ancianos,#1.2 Ancianos: Al principio se designaba con este término a las personas de edad que eran reconocidas como jefes en sus respectivos clanes y tribus. Después, la palabra pasó a ser un título de los que estaban constituidos en autoridad y eran responsables de hacer justicia (cf. Dt 19.12; 21.1-9,19; 22.13-21; 25.7-8). La mención de los ancianos en este v. podría conservar la referencia a la edad, porque ni siquiera ellos, a pesar de sus muchos años, habían presenciado una calamidad tan terrible.
y todos ustedes, habitantes del país.
¿Han visto ustedes nunca cosa semejante?
¿Se vio nunca cosa igual en tiempos de sus padres?
3Cuéntenlo a sus hijos,
y que ellos lo cuenten a los suyos,
y estos a los que nazcan después.#1.3 La revelación de Dios en los acontecimientos históricos es una nota distintiva de la fe de Israel (cf. Dt 26.5-10). Por eso, el pueblo debía recordar y transmitir a las generaciones siguientes los hechos que habían manifestado de un modo especial el amor y el poder del Señor, como el éxodo de Egipto y la entrada en la tierra prometida (véanse las referencias en Sal 44.1[2] n.). Sin embargo, lo que se ha de recordar y transmitir ahora es una terrible plaga de langostas; es decir, no un acto de salvación sino de juicio, para que sirva de advertencia a las generaciones futuras. Cf. Jer 4.8 n.
4Todo se lo comieron las langostas:#1.4 El texto hebreo se refiere a las langostas con cuatro términos diferentes, cuyo significado exacto es objeto de discusión. Según algunos intérpretes, se trataría de cuatro variedades o especies distintas; según otros, esos términos designan cuatro etapas en el desarrollo biológico de tales insectos. También se ha sugerido que la mención de «cuatro» clases de langostas significa la destrucción total. Véase Ez 8.1-18 n.
lo que unas dejaron, otras vinieron y lo devoraron.#1.4 Desde tiempos remotos, las plagas de langostas han sembrado la desolación y el terror (cf. Jl 2.6), por los daños irreparables ocasionados a la vegetación. Cf. Ex 10.1-15; Dt 28.38; 1 R 8.37; Sal 105.34-35; Am 4.9.
5¡Ustedes, borrachos,#1.5 Los borrachos sufren de un modo especial las consecuencias del desastre, a causa de la falta de vino. despierten!
¡Échense a llorar, bebedores de vino,
porque aun el jugo de la uva les van a quitar!
6Pues la langosta, como un ejército fuerte y numeroso,#1.6 Como un ejército fuerte y numeroso: Jl 2.2-11; cf. Pr 30.27.
de dientes de león y colmillos de leona,
ha invadido mi país.
7Ha destruido nuestros viñedos,
ha destrozado nuestras higueras;
las ha pelado por completo,
hasta dejar blancas sus ramas.
8Como novia que llora y se viste de luto
por la muerte de su prometido,
9así lloran los sacerdotes
porque en el templo ya no hay cereales ni vino
para las ofrendas del Señor.
10Los campos están desolados;
las tierras están de luto.
El trigo se ha perdido,
los viñedos se han secado#1.10 Los campos... se han secado: Una sequía de grandes proporciones aumentaba la gravedad de la catástrofe. La sequía y las plagas de langostas suelen producirse simultáneamente (1 R 8.35-37; 2 Cr 6.26-28; Am 4.6-9).
y los olivos están marchitos.
11Ustedes, los que trabajan en campos y viñedos,
lloren entristecidos,
pues se echaron a perder las siembras
y las cosechas de trigo y de cebada.
12Se han secado los viñedos
y se han perdido las higueras.
Secos quedaron también
los granados, las palmeras, los manzanos
y todos los árboles del campo.
¡Así se ha perdido la alegría de toda la gente!
13Ustedes, sacerdotes, ministros del altar,
vístanse de ropas ásperas#1.13 Ropas ásperas: vestiduras confeccionadas con pelo de camello o de cabra y utilizadas para hacer penitencia (2 S 3.31; 2 R 6.30; Jer 4.8). y lloren de dolor,
porque en el templo de su Dios
ya no hay cereales ni vino para las ofrendas.#1.13 El vino, el trigo y los olivos (de cuyo fruto -la aceituna- se hace el aceite) eran elementos indispensables para el culto del templo (cf., por ej., Lv 6.14-17; 24.1-9). En la situación descrita por el profeta, la pérdida de las cosechas había sido total, de manera que hasta debieron interrumpirse los sacrificios diarios (cf. Dn 8.11; 11.31; 12.11).
14Convoquen al pueblo y proclamen ayuno;#1.14 Ayuno: Is 58.1-12; Jon 3.3-9.
junten en el templo del Señor su Dios
a los ancianos y a todos los habitantes del país,
e invoquen al Señor.#1.14 Ante la magnitud del desastre, el profeta exhorta al arrepentimiento. Sólo una sincera conversión podrá detener el castigo y hacer que el Señor bendiga de nuevo a su pueblo (Jl 2.12-17).
15¡Ay, se acerca el día del Señor!#1.15 La catástrofe natural es una señal que preanuncia la llegada del día del Señor, tema central de este libro (cf. Jl 2.1-2; 2.31[3.4]; 3.14[4.14]). Ese día será un acontecimiento de dimensiones cósmicas. Las naciones serán juzgadas por los males que infligieron al pueblo de Dios (Jl 3.2[4.2]), pero los que invoquen el nombre del Señor podrán salvarse (Jl 2.32[3.5]). Cf. Am 5.18-20; Sof 1.14-18.
¡Día terrible, que nos trae destrucción
de parte del Todopoderoso!#1.15 El Todopoderoso: Véase Gn 17.1 n.; Is 13.6; Ez 30.2-3; Sof 1.14-18; véase también Dios en el Índice temático.
16Ante nuestros ojos nos quitaron la comida,
y se acabó la alegría en el templo de nuestro Dios.
17La semilla murió en el surco,
el trigo se ha perdido
y los graneros están en ruinas.
18¡Cómo muge el ganado!
En vano buscan pasto las vacas;
los rebaños de ovejas se están muriendo.
19¡A ti clamo, Señor,
pues el fuego ha quemado
la hierba del desierto y los árboles del campo!
20¡Aun los animales salvajes claman a ti,
porque se han secado los arroyos
y el fuego quema los pastizales!
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Texto © Sociedades Bíblicas Unidas, 1994.