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Isaías 56:1-12

Isaías 56:1-12 DHH94I

El Señor dice: «Practiquen la justicia, hagan lo que es recto, porque pronto voy a llevar a cabo la liberación; voy a mostrar mi poder salvador. Dichoso el hombre que sigue estos mandatos y los cumple con fidelidad, que respeta el sábado y no lo profana, que tiene buen cuidado de no hacer nada malo.» Si un extranjero se entrega al Señor, no debe decir: «El Señor me tendrá separado de su pueblo.» Ni tampoco el eunuco debe decir: «Yo soy un árbol seco.» Porque el Señor dice: «Si los eunucos respetan mis sábados, y si cumplen mi voluntad y se mantienen firmes en mi alianza, yo les daré algo mejor que hijos e hijas; les concederé que su nombre quede grabado para siempre en mi templo, dentro de mis muros; les daré un nombre eterno, que nunca será borrado. Y a los extranjeros que se entreguen a mí, para servirme y amarme, para ser mis siervos, si respetan el sábado y no lo profanan y se mantienen firmes en mi alianza, yo los traeré a mi monte sagrado y los haré felices en mi casa de oración. Yo aceptaré en mi altar sus holocaustos y sacrificios, porque mi casa será declarada casa de oración para todos los pueblos. Yo haré que vuelvan y se reúnan los que aún están en el destierro.» Esto lo afirma el Señor, que hace que vuelvan a reunirse los israelitas que estaban dispersos. Vengan, fieras salvajes; vengan, animales del bosque, a devorar el rebaño; porque los guardianes de mi pueblo están ciegos, no se dan cuenta de nada. Todos ellos son perros mudos, que no pueden ladrar; se pasan la vida echados y soñando; les encanta dormir. Son perros hambrientos que nunca se llenan, son pastores que no entienden nada; cada uno sigue su propio camino, solo busca sus propios intereses. Dicen: «Vamos a buscar vino y bebidas fuertes para emborracharnos. Y hagamos mañana lo mismo que hoy, o mucho más aún.»

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