Amós 7
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IV. CINCO VISIONES PROFÉTICAS#7.1—9.10 En la última parte del libro se destacan de modo muy especial las cinco visiones de Amós (7.1-3,4-6,7-9; 8.1-3; 9.1-4). En ellas el juicio de Dios aparece representado con distintas figuras simbólicas: la manga de langostas (7.1), el fuego abrasador (7.4), la plomada de albañil (7.7), la cesta de fruta madura (8.1) y el desmoronamiento del santuario (9.1).
(7.1—9.10)
Visión de las langostas
1Esto me mostró el Señor: Cuando apenas comenzaba a brotar la siembra tardía, la que se hace después de la cosecha del rey,#7.1 El rey tenía derecho a reclamar para sí una parte de las cosechas. La Biblia no menciona ninguna ley específica al respecto, pero esta exigencia está en consonancia con los tributos que él podía imponer, de acuerdo con 1 S 8.14-15. vi al Señor creando langostas.#7.1 La invasión de langostas, que devoraban los sembrados y las plantas frutales, era una de las peores plagas para un pueblo de agricultores. Cf. Ex 10.12-15; Jl 1.4; 2.2-11; véase Jl 1.4 nota. 2Y cuando las langostas ya estaban comiéndose hasta la última hierba, dije:
—¡Señor, perdónanos! ¿Cómo va a resistir tu pueblo Jacob,#7.2 El nombre de Jacob se emplea aquí para designar a las diez tribus que formaban el pueblo de Israel. si es tan pequeño?#7.2 El profeta no sólo denuncia los pecados en nombre del Señor, sino que también intercede por el pueblo pecador. Acerca del profeta como intercesor, véase Jer 15.1 nota.
3Entonces el Señor desistió de su propósito,#7.3 Desistió de su propósito: Lit. se arrepintió. Este verbo, referido a Dios, no implica remordimiento, versatilidad o vacilación. Lo que sugiere en este contexto es que el Señor ha escuchado la intercesión del profeta y ha respondido favorablemente. Cf. Gn 18.16-33. y dijo:
—¡Eso no va a suceder!
Visión del fuego
4Esto me mostró el Señor: Le vi enviar como castigo un fuego abrasador,#7.4 Fuego abrasador: Se trata, probablemente, de una fuerte sequía (cf. Jl 1.19-20; véase también Am 1.4 n.). que secó por completo el gran mar profundo#7.4 El gran mar profundo: Según un concepto antiguo, la tierra estaba asentada sobre un enorme mar subterráneo, cuyas aguas brotaban a veces a la superficie. Véase Sal 18.15(16) n. y que estaba acabando también con los campos. 5Yo dije:
—¡Deténte, Señor, por favor! ¿Cómo va a resistir tu pueblo Jacob, si es tan pequeño?
6Entonces el Señor desistió de su propósito, y dijo:
—¡Tampoco esto va a suceder!
Visión de la plomada
7El Señor me mostró también esto: Estaba él junto a un muro, y tenía en la mano una plomada de albañil.#7.7 La plomada es una pesa que se cuelga de una cuerda y sirve al albañil para mantener la línea vertical de un muro (cf. Is 28.17). Amós la designa con una palabra hebrea que lit. significa estaño. 8Y me preguntó:
—¿Qué ves, Amós?
—Una plomada de albañil —respondí.
Entonces me dijo:
—Pues con esta plomada de albañil voy a ver cómo es de recta la conducta de mi pueblo Israel. No le voy a perdonar ni una vez más. 9Los santuarios de Isaac#7.9 Los santuarios de Isaac eran lugares de culto levantados en las colinas, donde los cananeos habían adorado a Baal desde antes de la llegada de los israelitas. Véase 1 R 3.2 n. serán destruidos, y los templos de Israel#7.9 Los templos de Israel: de un modo especial, los santuarios del reino en Betel y Dan (cf. 1 R 12.29). quedarán en ruinas. ¡Alzaré la espada contra la familia de Jeroboam!#7.9 Jeroboam: Véase Am 1.1 nota.
Amós se enfrenta a Amasías#7.10-17 Este relato muestra las tensiones existentes entre los profetas, los sacerdotes y los reyes (cf. Jer 20.1-6; 22.1-19; 23.9-40) y provee valiosa información acerca de las repercusiones que podía tener la predicación de los profetas. El sacerdote Amasías denuncia a Amós como perturbador del orden público, pero pasa por alto los motivos que tenía el profeta para proclamar su mensaje: la injusticia reinante en Israel y la palabra de Dios que él no podía dejar de anunciar (Am 3.8).
10Amasías, sacerdote de Betel, mandó decir a Jeroboam, rey de Israel: «Amós anda entre la gente de Israel, conspirando contra Su Majestad. El país ya no puede soportar que siga hablando. 11Porque anda por ahí diciendo: “Jeroboam morirá a filo de espada, y todo el pueblo de Israel será llevado al destierro.”»
12Luego, Amasías le ordenó a Amós:
—¡Largo de aquí, profeta! Si quieres ganarte la vida profetizando, vete a Judá; 13pero no profetices más en Betel, porque es santuario del rey y templo principal del reino.
14Pero Amós le contestó:
—Yo no soy profeta, ni pretendo serlo.#7.14 Ni pretendo serlo: Lit. ni hijo de profeta, es decir, miembro de un grupo o corporación de profetas (cf. 1 S 10.5,10; 19.20; 2 R 2.3). Con estas palabras Amós da a entender claramente que su condición de profeta y el lugar donde debía ejercer su misión dependían de un llamamiento divino y no de su pertenencia a un grupo profesional. Me gano la vida cuidando ovejas y recogiendo#7.14 Recogiendo: Lit. picando. A los frutos verdes del sicómoro, que tienen el aspecto de higos silvestres, les hacían un pequeño corte -es decir, los picaban- cuando todavía estaban en el árbol, porque de lo contrario no serían comestibles. higos silvestres, 15pero el Señor me quitó de andar cuidando ovejas, y me dijo: “Ve y habla en mi nombre a mi pueblo Israel.” 16Por lo tanto, oye la palabra del Señor. Esto es lo que tú dices: “No hables nada en nombre de Dios contra Israel, ni digas nada contra los descendientes de Isaac.” 17Pero esto es lo que dice el Señor: “Tu mujer se prostituirá en plena ciudad, y tus hijos e hijas morirán a filo de espada; tus tierras serán repartidas en sorteo; tú mismo morirás en tierra de paganos,#7.17 La tierra de paganos es Asiria, el país adonde los israelitas serían llevados cautivos. Véase Am 3.11 n. y los israelitas serán llevados cautivos, lejos de su tierra.”
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Texto © Sociedades Bíblicas Unidas, 1994.