Zacarías 13
13
1»En aquel día se abrirá un manantial, para que en él puedan lavar sus pecados y su impureza los descendientes de David y los habitantes de Jerusalén.#13.1 La imagen del manantial o de la fuente que purifica y difunde vida puede verse también en Sal 46.4(5); Ez 47.1-12; Jl 3.18. Cf. también Jn 4.10-14; 7.37-38; Ap 21.6; 22.1-2. 2Y en todo este país destruiré hasta los nombres de los ídolos,#13.2 Ídolos: véase 10.2 nota. para que no sigan siendo invocados. Y también quitaré del país a los profetas y a todo espíritu impuro. Yo, el Señor, doy mi palabra. 3Entonces, cuando alguno quiera profetizar, sus propios padres le dirán: “¡Tú has de morir, porque pretendes hacer pasar tus mentiras por mensajes del Señor!”#13.3 Acerca de los que transmiten mentiras como si fueran mensajes del Señor, cf. Neh 6.10-12; Jer 23.9-23; Ez 13; Am 7.10-17; Miq 3.5-7. ¡Sus propios padres lo apuñalarán cuando se esté haciendo pasar por profeta!
4»En aquel día, los profetas tendrán vergüenza de sus visiones cuando profeticen. Ninguno engañará poniéndose el manto de pieles de los profetas,#13.4 El manto de pieles era un especie de capa rústica que solían usar los profetas (2 R 1.8; Mt 3.4; Mc 1.6). 5sino que cada cual dirá: “Yo no soy profeta, sino labrador. Desde niño me he dedicado a trabajar en el campo.”#13.5 Me he dedicado a trabajar en el campo: traducción probable. Heb. oscuro. 6Y si alguien le pregunta: “¿Pues qué heridas son esas que traes en el cuerpo?”, él contestará: “Me las hicieron en casa de mis amigos.”»#13.6 Los antiguos profetas de Canaán se hacían incisiones o heridas en el cuerpo (Lit. entre tus manos o brazos) en medio del frenesí o trance profético (1 R 18.28-29; Os 7.14). En este v., el hombre que lleva tales heridas es acusado de ser profeta, pero él, para defenderse, alega un altercado con amigos.
El Señor es mi Dios#13.7-9 Aunque algunas versiones relacionan estos vv. con 11.4-17 (véase 11.4-17 n.), el pastor representa aquí al lugarteniente o ayudante del Señor. Con su espada ejecutará la prueba final, que precederá a la purificación o salvación definitiva del pueblo. La prueba se describe con las imágenes clásicas del rebaño sin pastor (Ez 34.5), de la tercera parte (Ez 5.1-4) y del fuego purificador (Is 1.25; 48.10; Jer 6.29-30).
7El Señor todopoderoso afirma:
«¡Levántate, espada, contra mi pastor
y contra mi ayudante!
¡Mata al pastor, y el rebaño se dispersará,#13.7 Mata al pastor... dispersará: En el NT esta expresión se aplica a Jesucristo (Mt 26.31; Mc 14.27; Jn 16.32). Cf. 1 R 22.17.
y yo me volveré contra los corderos!
8-9Morirán dos terceras partes
de los que habitan en este país:
solo quedará#13.8-9 En torno a los que queden, véase 8.6 nota y cf. 8.11-12; 14.2; cf. también Is 1.25; 48.10. con vida la tercera parte.
Y a esa parte que quede
la haré pasar por el fuego;
la purificaré como se purifica la plata,
la afinaré como se afina el oro.
Entonces ellos me invocarán,
y yo les contestaré.
Los llamaré “Pueblo mío”,
y ellos responderán: “El Señor es nuestro Dios.”#13.8-9 “Pueblo mío... Dios”: La purificación del pueblo reafirmará la alianza con Dios. Cf. Jer 31.33; Os 2.23.
Yo, el Señor, doy mi palabra.»
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Texto © Sociedades Bíblicas Unidas, 1994.