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Jonás 4

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IV. EL ENOJO DEL PROFETA Y LA RESPUESTA DE DIOS#4.1-11 Este pasaje describe el drama que la misericordia divina desencadena en el ánimo de Jonás. Al perdonar a los ninivitas, el Señor hizo que la predicción de Jonás no se cumpliera (cf. 3.4), por lo que este podría ser tenido por falso profeta (Dt 18.21-22; cf. Jer 28.9). De ahí la intensidad de su enojo.
(4.1-11)
1A Jonás le cayó muy mal lo que Dios había hecho, y se disgustó mucho. 2Así que oró al Señor, y le dijo:
—Mira, Señor, esto es lo que yo decía que iba a pasar cuando aún me encontraba en mi tierra. Por eso quise huir de prisa a Tarsis, pues yo sé que tú eres un Dios tierno y compasivo, que no te enojas fácilmente, y que es tanto tu amor que anuncias un castigo y luego te arrepientes.#4.2 Dios tierno y compasivo, que no se enoja fácilmente: Cf. Ex 34.6; Jer 3.12; 31.20; 32.18; Jl 2.13. Jonás confiesa su fe en la bondad y en la misericordia del Señor, pero no quiere llegar hasta las últimas consecuencias: el amor y el perdón divinos van más allá de las fronteras de Israel y pueden alcanzar incluso a los enemigos de su pueblo. Cf. Jon 4.11. 3Por eso, Señor, te ruego que me quites la vida.#4.3 Te ruego que me quites la vida: Cf. 1 R 19.4. El profeta llega hasta el colmo de la desesperación al ver que los planes de Dios no coinciden con su propia mezquindad y estrechez de miras. Más me vale morir que seguir viviendo.
4Pero el Señor le contestó:
—¿Te parece bien enojarte así?#4.4 Jonás debe alegrarse por el perdón concedido a los ninivitas, así como debió alegrarse el hijo mayor de la parábola del hijo pródigo (cf. Lc 15.31-32).
5Jonás salió de la ciudad y acampó al oriente de ella; allí hizo una enramada y se sentó a su sombra, esperando a ver lo que le iba a pasar a la ciudad. 6Dios el Señor dispuso entonces que una mata de ricino#4.6 Una mata de ricino: La identificación de esta planta no es del todo segura; la palabra hebrea también se ha traducido por hiedra o calabacera. Al igual que el pez y la tempestad, es un instrumento en las manos de Dios para hacer recapacitar a su profeta. Véase Jon 1.4 n. creciera por encima de Jonás, y que su sombra le cubriera la cabeza para que se sintiera mejor. Jonás estaba muy contento con aquella mata de ricino. 7Pero, al amanecer del día siguiente, Dios dispuso que un gusano picara el ricino, y este se secó. 8Cuando el sol salió, Dios dispuso que soplara un viento caliente del este,#4.8 Un viento caliente del este: Véase Os 12.1(2) n. y como el sol le daba a Jonás directamente en la cabeza, él sintió que se desmayaba, y quería morirse.
—Más me vale morir que seguir viviendo —decía.
9Pero Dios le contestó:
—¿Te parece bien enojarte así porque se haya secado la mata de ricino?
—¡Claro que me parece bien! —respondió Jonás—. ¡Estoy que me muero de rabia!
10Entonces el Señor le dijo:
—Tú no sembraste la mata de ricino, ni la hiciste crecer; en una noche nació, y a la otra se murió. Sin embargo le tienes compasión. 11Pues con mayor razón debo yo tener compasión de Nínive, esa gran ciudad donde hay más de ciento veinte mil niños inocentes#4.11 Niños inocentes: Lit. personas que no saben distinguir su derecha de su izquierda, es decir, que aún no tienen uso de razón. Cf. Dt 1.39; Is 7.15-16. y muchos animales.#4.11 El relato concluye afirmando una vez más la misericordia de Dios, que es el tema presente en todo el libro. Dios tiene misericordia del profeta rebelde, de los marineros, de los ninivitas y aun de los animales; o sea, que su misericordia alcanza no sólo a Israel, sino también a las naciones paganas, e incluso a una ciudad como Nínive, símbolo de violencia y crueldad (cf. Nah 3.1-4).

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