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Jeremías 20

20
Profecía acerca de Pashur, enemigo de Jeremías
1Cuando Pashur, hijo de Imer, que era sacerdote e inspector mayor en el templo,#20.1 Pashur, hijo de Imer: Véase Jer 21.1-2 nota. Su cargo de inspector hacía de él algo así como un jefe de seguridad del templo. oyó a Jeremías pronunciar esta profecía, 2mandó que lo golpearan y lo sujetaran en el cepo que estaba en la Puerta Superior de Benjamín,#20.2 Esta Puerta Superior de Benjamín no debe confundirse con la Puerta de Benjamín mencionada en Jer 37.13; 38.7, que era una de las entradas a la ciudad de Jerusalén. Probablemente se trata de la puerta situada al norte del templo, en dirección al territorio de Benjamín, que algunos identifican con la puerta superior construida por el rey Jotam de Judá (cf. 2 R 15.35; Ez 9.2). junto al templo. 3Un día después mandó que quitaran a Jeremías del cepo, y entonces Jeremías le dijo: «El Señor te ha cambiado el nombre de Pashur por el de Magor-misabib.#20.3 Magor-misabib:: En hebreo, este nombre significa hay terror por todas partes, frase característica del profeta Jeremías. 4Porque el Señor dice: “Te voy a convertir en terror para ti mismo y para todos tus amigos; ante tus propios ojos, tus amigos caerán bajo la espada de sus enemigos. Entregaré a todos los habitantes de Judá en manos del rey de Babilonia, el cual los llevará desterrados a Babilonia o los pasará a cuchillo. 5Entregaré también en manos de sus enemigos todas las riquezas de esta ciudad, todas sus posesiones y objetos de valor, y todos los tesoros de los reyes de Judá, para que se los lleven a Babilonia. 6Y tú, Pashur, serás desterrado a Babilonia, junto con toda tu familia. Allí morirás y allí te enterrarán a ti y a todos los amigos a quienes profetizabas cosas falsas.”»
Quejas de Jeremías ante el Señor#20.7-18 En esta parte del cap. se encuentra otra de las «Confesiones de Jeremías». Una vez más, el profeta manifiesta su dolor por las burlas y persecuciones de que es objeto. Ninguna otra de las «Confesiones» expresa con tanto vigor la tensión que produce en su alma la necesidad de proclamar la palabra de Dios a un auditorio hostil y poco dispuesto a recibirla. Véase Jer 11.18—12.6 n.
7Señor, tú me engañaste,#20.7 Tú me engañaste: o bien, tú me has seducido, has abusado de mi ingenuidad. Jeremías se lamenta de haber sido engañado por Dios, es decir, de haber sido enviado a cumplir la misión profética sin conocer de antemano todos los sufrimientos que le iba a producir la fidelidad a esa misión.
y yo me dejé engañar;#20.7 El verbo hebreo traducido por engañar se emplea en otros textos para hablar de la violación de una joven virgen (Ex 22.16[15]), o de la mujer que se vale de sus encantos para seducir a un hombre (Jue 16.5). Cf. también Ez 14.9.
eras más fuerte, y me venciste.
A todas horas soy motivo de risa;
todos se burlan de mí.
8Siempre que hablo es para anunciar
violencia y destrucción;#20.8 Violencia y destrucción: posible alusión a la invasión de Judá por el ejército de Babilonia (cf. Jer 51.34-35), o bien a la violencia, opresión e injusticia en el interior de la comunidad (cf. Jer 6.7).
continuamente me insultan y me hacen burla
porque anuncio tu palabra.
9Si digo: «No pensaré más en el Señor,
no volveré a hablar en su nombre»,
entonces tu palabra en mi interior
se convierte en un fuego que devora,
que me cala hasta los huesos.
Trato de contenerla,
pero no puedo.#20.9 Ésta es una magnífica expresión de la lucha en que se debatía el alma del profeta: por una parte, el deseo de abandonar un ministerio que sólo le producía sufrimientos (véase Jer 9.2[1] nota); y por otra, la imposibilidad de resistirse a una compulsión interior mucho más fuerte que él. En Jer 4.19 el profeta se expresa en términos parecidos a los de este v.; cf. también Am 3.8; 1 Co 9.16.
10Puedo oír que la gente cuchichea:
«¡Hay terror por todas partes!»#20.10 ¡Hay terror por todas partes!: Según algunos intérpretes, esta frase se habría convertido en una especie de apodo de Jeremías, debido a la frecuencia con que la pronunciaba. Véase Jer 20.3 n.
Dicen: «¡Vengan, vamos a acusarlo!»
Aun mis amigos esperan
que yo dé un paso en falso.
Dicen: «Quizá se deje engañar;
entonces lo venceremos y nos vengaremos de él.»
11Pero tú, Señor, estás conmigo
como un guerrero invencible;
los que me persiguen caerán,
y no podrán vencerme;
fracasarán, quedarán avergonzados,
cubiertos para siempre de deshonra inolvidable.
12Señor todopoderoso,
tú que examinas con justicia,
tú que ves hasta lo más íntimo del hombre,#20.12 Tú ves hasta lo más íntimo del hombre: Véase Jer 11.20 nota q.
hazme ver cómo castigas a esa gente,
pues he puesto mi causa en tus manos.#20.10-12 Sal 6.9-10(10-11); 31.13-18(14-19); Jer 46.5; 49.29; Lm 2.22.
13¡Canten al Señor, alaben al Señor!,
pues él salva al afligido del poder de los malvados.
14¡Maldito el día en que nací!#20.14-18 En esta parte final, el lamento de Jeremías adquiere un tono de honda desesperación. La vida se le presenta como algo absolutamente falto de sentido, en vista de los reiterados fracasos que debió experimentar. Este grito de dolor del profeta tiene un notable paralelo en Job 3.1-19.
¡Que el día en que mi madre me dio a luz no sea bendito!
15¡Maldito el que alegró a mi padre
con la noticia de que un hijo varón le había nacido!
16¡Que ese hombre sea como las ciudades
que Dios destruye para siempre!#20.16 Las ciudades... para siempre: alusión a la destrucción de Sodoma y Gomorra. Cf. Gn 19; Is 1.9.
¡Que oiga de mañana gritos de dolor,
y alarma de guerra a mediodía,
17pues Dios no me hizo morir en el seno de mi madre!
Así ella hubiera sido mi sepulcro,
y yo nunca habría nacido.
18¿Por qué salí del vientre
solo para ver dolor y penas,
y para terminar mi vida cubierto de vergüenza?

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