Jueces 17
17
III. DOS APÉNDICES:
1. Migración de los danitas y fundación del santuario de Dan
(17—18)
El templo privado de Micaías#17.1-13 El libro de los Jueces concluye con dos relatos (caps. 17—18; 19—21), que no hablan de opresión extranjera ni presentan a un «salvador» al estilo de los mencionados en las narraciones anteriores. Al parecer, aquí se quiere poner de relieve el estado de anarquía en que se encontraba Israel antes de la institución de la monarquía (cf. Jue 17.6; 18.1; 19.1; 21.25), para que sirva de transición hacia la etapa histórica cuyo desarrollo va a relatarse en el Primer libro de Samuel.
1En los montes de Efraín vivía un hombre que se llamaba Micaías,#17.1 Micaías significa ¿Quién como Yahvé? Sobre el nombre propio del Dios de Israel, véanse Ex 3.14 nota. y Ex 3.15 n. El nombre Micaías, que en el texto hebreo, a partir del v. 5, aparece abreviado en Micá, es el mismo que se transcribe habitualmente por Miqueas. 2-3el cual le confesó a su madre:
—En cuanto a las mil cien monedas de plata que te robaron, y por las que maldijiste al ladrón, yo las tengo. Yo fui quien te las robó; pero ahora te las devuelvo, pues te oí decir que las habías consagrado al Señor para mandar hacer un ídolo tallado y recubierto de plata.#17.2-3 El texto hebreo de estos dos vv. es bastante oscuro; la traducción propuesta es sólo probable.
Y le devolvió la plata. Entonces su madre exclamó:
—¡Que el Señor te bendiga, hijo mío!#17.2-3 Al bendecir a su hijo, la madre trata sin duda de hacer ineficaz la maldición que había pronunciado contra el que le había robado la plata. Véase Jue 11.30 n.
4Después que Micaías devolvió el dinero a su madre, ella le entregó a un platero doscientas monedas de plata para que le hiciera un ídolo tallado y recubierto de plata,#17.4 Un ídolo tallado y recubierto de plata: El texto original yuxtapone aquí dos palabras con las que el AT suele referirse a los ídolos. La primera significa propiamente imagen de madera o piedra talladas; la otra, imagen de metal fundido. Es probable que al juntar estos dos términos se haya querido dar el sentido expresado en la traducción. que luego puso en casa de Micaías.
5Micaías tenía un lugar de culto en su casa. Y se hizo un efod#17.5 Efod: Véase Jue 8.27 n. y dioses familiares,#17.5 Dioses familiares: Véase Gn 31.19 n. y nombró sacerdote a uno de sus hijos. 6Como en aquella época aún no había rey en Israel, cada cual hacía lo que le daba la gana.#17.6 Acerca de la situación descrita en este v., véase Jue 17.1-13 n.
7Había en el pueblo de Belén un joven forastero de la tribu de Judá, que era levita.#17.7 En el antiguo Israel, los levitas eran los encargados de ejercer las funciones sacerdotales. Al principio vivían dispersos en las distintas poblaciones israelitas (cf. Dt 12.12,18-19), como lo muestra el itinerario seguido por este joven levita: reside como forastero en Belén de Judá, luego es contratado por un hombre de Efraín (vv. 8-12) y después sigue a la tribu de Dan en su migración hacia el norte (Jue 18.20). Cf. 2 R 23.8. 8Este joven salió de Belén en busca de otro lugar donde vivir, y andando por los montes de Efraín llegó a casa de Micaías.
9—¿De dónde vienes? —le preguntó Micaías.
—Vengo de Belén —contestó el joven—. Soy levita y ando buscando dónde vivir.#17.9 Este encuentro feliz proporcionó a Micaías un sacerdote legítimo y al levita una oportunidad para vivir de su profesión.
10—Pues quédate aquí conmigo —le propuso Micaías—, para que seas mi sacerdote y como mi propio padre.#17.10 Como mi propio padre: Padre era un título de honor dado a las personas consideradas dignas de especial respeto, ya fueran profetas como Elías y Eliseo (2 R 2.12; 6.21; 13.14), reyes como Saúl (1 S 24.12, en el texto hebreo), o dignatarios como José y Naamán (en el texto hebreo de Gn 45.8 y 2 R 5.13). Yo te pagaré diez monedas de plata al año, además de ropa y comida.
11El levita aceptó quedarse a vivir con Micaías, y llegó a ser como uno de sus hijos. 12Micaías lo hizo su sacerdote, y él se quedó a vivir allí. 13Entonces Micaías pensó que tenía aseguradas las bendiciones de Dios, pues tenía un levita como sacerdote.
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Texto © Sociedades Bíblicas Unidas, 1994.