AGEO INTRODUCCIÓN
INTRODUCCIÓN
1. Trasfondo histórico-cultural
Según las indicaciones del propio texto, la actividad de Ageo debe situarse entre agosto y diciembre del año 520 a. C. El año 538 a. C. el célebre Edicto de Ciro (ver 2 Cr 36,22-23 y Esd 1,1-4) había decretado el fin del destierro para los judíos que se encontraban en Babilonia con el consiguiente retorno a Palestina del primer grupo de judíos exiliados. Este grupo encontró una tierra arruinada y se preocupó sobre todo de construir casas y recuperar las labores agrícolas dejando a un lado, de momento, la reconstrucción del Templo de Jerusalén.
En este contexto, y ya durante el reinado de Darío I (sucesor de Cambises), propone Ageo su mensaje. Un mensaje dirigido a una población básicamente rural y en medio de un ambiente hostil sobre todo por parte de los samaritanos que se oponían encarnizadamente a la reconstrucción del Templo. Ageo es más o menos contemporáneo del primer Zacarías (es decir, de Za 1—8).
2. Aspectos literarios
Más que autor, Ageo es el profeta protagonista del libro que lleva su nombre. Es mencionado en Esd 5,1-2; 6,14 y la tradición talmúdica le atribuye —junto con Zacarías y Malaquías— la fundación de la “gran sinagoga”, es decir, del movimiento religioso conocido como “judaísmo”. La redacción final del libro debe ser obra de discípulos del profeta y agrupa el conjunto de oráculos en dos bloques: 1,1—2,9 y 2,10-23.
3. Contenido y dimensión religiosa
La actividad profética de Ageo —y el libro que la recoge— gira en torno a la reconstrucción del Templo de Jerusalén por parte de los retornados del destierro. El profeta echa en cara a los israelitas que se hayan preocupado de construir sus casas —a veces suntuosas— pero no de reconstruir la Casa del Señor; precisamente este descuido les ha acarreado una serie de desastres agrícolas (ver Dt 11,10-11; 28; Lv 26). El reproche surte efecto y los israelitas reconstruyen el Templo, un templo aparentemente modesto en relación con el primero, pero que vivirá días de gloria.
El profeta pone de relieve cómo la desidia en reconstruir el Templo es reflejo de la actitud respecto a Dios cuya bendición sólo les será otorgada si saben anteponer los intereses de Dios a los suyos personales. El NT cita a Ageo en Heb 12,26 y puede aludir a él en Mt 24,29; 28,20 y Lc 21,26.
AGEO
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