1 MACABEOS 1
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I.— EL LEVANTAMIENTO MACABEO Y SUS ANTECEDENTES (1—2)
Alejandro Magno y sus sucesores
1Alejandro el macedonio, hijo de Filipo, partió del país de Quitín, y después de derrotar a Darío, rey de los persas y los medos, reinó en su lugar, aunque continuando principalmente como rey de Grecia#1,1: Quitín: Este nombre designaba propiamente a los habitantes de Kitión, y de un modo más general, a los habitantes de toda la isla de Chipre (Gn 10,4; 1 Cr 1,7). Con el tiempo pasó a designar en primer término a los habitantes de las islas (Jr 2,10; Ez 27,6), después a los de las regiones situadas más al oeste, como Macedonia (8,5), y finalmente al mundo romano.— Darío: Se trata de Darío III Codomano, derrotado por Alejandro Magno en la batalla de Isos el año 333 a. C.— Grecia: No se refiere a Grecia propiamente dicha, sino a las costas helenísticas de Asia Menor.. 2Libró muchas batallas, conquistó ciudades fortificadas y dio muerte a los reyes de la región. 3Llegó hasta los últimos rincones de la tierra, saqueó numerosas naciones y, como la tierra enmudeció delante de él, su corazón se llenó de soberbia y orgullo. 4Reunió un ejército muy poderoso, y sometió provincias, naciones y reyes que le pagaron tributo. 5Pero después de todo esto, cayó enfermo y comprendió que iba a morir. 6Convocó por eso a sus generales, altos personajes que se habían educado juntamente con él desde la juventud; y antes de morir repartió su Imperio entre ellos. 7Doce años duró el reinado de Alejandro, a cuyo término murió#1,7: murió: Alejandro Magno murió en Babilonia en junio del 323 a. C. A su muerte el Imperio se dividió entre sus generales: los Seleúcidas gobernaron sobre Siria y Mesopotamia; los Lágidas en Egipto. En un primer momento Palestina quedó bajo el dominio de los Lágidas, pero a partir del 200 a. C. pasa a estar bajo el control de los Seleúcidas.. 8Después de él, los generales se hicieron cargo del poder, cada cual en el lugar señalado. 9Apenas hubo muerto Alejandro, se ciñeron todos la corona, y sus descendientes después de ellos. Así transcurrieron muchos años, durante los cuales colmaron de desastres el país.
Antíoco IV Epífanes. La helenización de Israel
10De entre aquellos generales surgió un hijo del rey Antíoco, un vástago perverso llamado Antíoco Epífanes, que había estado en Roma como rehén. Empezó a reinar en el año ciento treinta y siete#1,10: Epífanes: Quiere decir “manifiesto”, título que responde a la pretensión de este rey de ser la manifestación terrestre de Zeus.— en Roma como rehén: Esto sucedió a raíz de la victoria romana en Magnesia (190 a. C.).— el año ciento treinta y siete: El primer libro de los Macabeos sigue el cómputo de la era seléucida que comienza en el otoño del 312 a. C. del imperio griego.#2 Ma 4,7.
11Por el mismo tiempo apareció un grupo de israelitas apóstatas, que convencieron a muchos, diciendo: “Hagamos una alianza con las naciones de nuestro entorno, porque desde que nos apartamos de ellas nos han sobrevenido muchas calamidades”.#2 Ma 4,9-12. 12La propuesta fue bien acogida, 13de modo que algunos del pueblo se animaron a dirigirse al rey, que les autorizó a observar las costumbres paganas. 14Siguiendo tales costumbres construyeron un gimnasio#1,14: gimnasio: El gimnasio constituía uno de los centros de la vida ciudadana de las ciudades griegas. en Jerusalén 15y trataron de ocultar su circuncisión#1,15: ocultar su circuncisión: Como ciertos ejercicios del gimnasio se realizaban con el cuerpo desnudo, era preciso disimular la falta de prepucio mediante una especie de operación quirúrgica., renegando de la santa alianza. Así se unieron a los paganos, vendiéndose a ellos para cometer toda clase de maldades.#1 Co 7,18.
Profanación del Templo de Jerusalén
16Cuando Antíoco se sintió seguro en su reino, decidió apoderarse también de Egipto#1,16: Egipto: La primera campaña contra Tolomeo Filométor tuvo lugar el año 169 a. C. y gobernar sobre ambos países.#2 Ma 5,11-21. 17Entró, pues, en Egipto con un poderoso ejército de carros, elefantes, caballería y una gran flota, 18atacando a Tolomeo, el rey de Egipto, que se retiró ante él y huyó dejando muchos muertos. 19Antíoco tomó las ciudades egipcias fortificadas y saqueó el país.#Dn 11,25-28. 20Después de haber conquistado Egipto en el año ciento cuarenta y tres, Antíoco se puso en marcha contra Israel y subió hasta Jerusalén con un poderoso ejército. 21Rebosante de arrogancia, entró en el Templo y se apoderó del altar de oro, del candelabro con todos sus accesorios, 22de la mesa donde se ponían los panes de la ofrenda, de las copas, de los incensarios de oro, de la cortina y de las coronas. Además arrancó todos los adornos de oro que decoraban la fachada del Templo. 23Se llevó también la plata, el oro, los objetos de valor y los tesoros escondidos que logró encontrar. 24Todo se lo llevó a su país, después de haber matado a muchos y de haber hablado con la mayor insolencia.
25Por todo Israel se extendió entonces un gran dolor.
26Gemían las autoridades y los ancianos;
las muchachas y los jóvenes languidecían,
y se perdió la belleza de las mujeres.
27El recién casado entonaba lamentos,
en el lecho nupcial se dolía la recién casada.
28Tembló la tierra por sus habitantes,
la casa de Jacob se cubrió de vergüenza.
29Dos años después el rey envió a las ciudades de Judá un recaudador de impuestos que se presentó en Jerusalén con un poderoso ejército.#2 Ma 24,26. 30Habló a la gente en son de paz y con tanta astucia que la gente le creyó. Pero de pronto asestó a la ciudad un golpe terrible, causando muchos muertos entre el pueblo de Israel. 31Saqueó la ciudad, la incendió y destruyó las casas y la muralla que la rodeaba. 32Sus hombres se llevaron cautivos a niños y mujeres, y se apoderaron del ganado. 33Reedificaron la ciudad de David, y la transformaron en una ciudadela#1,33: la ciudadela: No se debe confundir esta fortaleza con la Ciudad de David de 2 Sm 5,7. La ciudadela de 1 Ma, estaba situada en un lugar más elevado desde donde se controlaba el área del Templo., rodeándola de una muralla grande y poderosa, y erigiendo torres fortificadas. 34Establecieron allí gente impía, hombres sin ley que se hicieron fuertes en aquel sitio, 35donde, además de proveerlo de armas y víveres, juntaron el botín del que se habían apoderado en el saqueo de Jerusalén. 36De ese modo se convirtieron en una constante asechanza para el Templo y en una permanente amenaza para Israel.
37Derramaron sangre inocente
en derredor del Templo;
profanaron el santuario
38y, por causa de ellos, huyeron
los habitantes de Jerusalén.
La ciudad se convirtió
en colonia de extranjeros,
haciéndose incluso extraña
a los que nacieron en ella;
sus propios hijos la abandonaron.
39Su Templo quedó como un desierto,
sus fiestas se cambiaron en duelo,
sus sábados, en vergüenza,
su honor en desprecio.
40Tan grande como fue su gloria,
así fue también su humillación,
convirtiéndose en llanto su grandeza.
El decreto de Antíoco Epífanes
41El rey promulgó un decreto, ordenando que todos sus súbditos constituyeran un solo pueblo 42y que cada cual abandonara sus propias costumbres. Todas las demás naciones obedecieron el decreto del rey; 43incluso muchos israelitas, aceptando la religión oficial#1,43: religión oficial: El culto a Zeus Olímpico, establecido como elemento de unificación., comenzaron a ofrecer sacrificios a los ídolos y a profanar el sábado. 44El rey envió mensajeros a Jerusalén y a las ciudades de Judá, con órdenes escritas de que se sometieran a aquellas costumbres extrañas al país: 45debían suprimirse los holocaustos, los sacrificios y las ofrendas para el Templo; había que profanar los sábados y las fiestas, 46contaminar el Templo y todas las cosas sagradas, 47construir altares y templos a los ídolos, y sacrificar cerdos y animales impuros; 48no se les permitía circuncidar a los niños y tenían que contaminarse a sí mismos con toda suerte de cosas impuras y profanas, 49olvidando la ley y cambiando los mandamientos. 50Cualquiera que no obedeciese las órdenes del rey, sería condenado a muerte.
51Estos eran los términos en que el rey se dirigió por escrito a todos sus súbditos. Luego nombró inspectores sobre la gente y ordenó que se ofrecieran sacrificios en cada una de las ciudades de Judá. 52Muchos del pueblo abandonaron la ley y, uniéndose a ellos, causaron tales daños al país 53que obligaron a los israelitas fieles a esconderse en toda clase de refugios.
54El día quince del mes de Quisleu del año ciento cuarenta y cinco, Antíoco cometió un horrible sacrilegio#1,54: Quisleu: Es el noveno mes judío. Ver CALENDARIO.— año ciento cuarenta y cinco: El año 167 a. C. (ver tercera nota a 1,10).— horrible sacrilegio: Lit. abominación de la desolación; de este hecho hablan también Dn 9,27; 11,31; 12,11; se trata del dios semita Baal Shamem, “Dios del cielo”, que Antíoco identifica con Zeus Olímpico y que reemplaza al “Santo de los Santos” como centro de adoración en el Templo.: mandó levantar un altar pagano encima del altar del sacrificio y además edificó otros altares en las ciudades judías de alrededor.#Dn 9,27; 12,11; Mt 24,15; Mc 13,14. 55Se ofrecía incienso en las puertas de las casas y en las calles; 56destruían y quemaban los libros de la ley#1,56: libros de la ley: Debe tratarse del Pentateuco. que encontraban; 57y si a alguien se le descubría un libro de la alianza, o se mantenía fiel a la ley, lo condenaban a muerte de acuerdo con el decreto real. 58Así, valiéndose de su poder, se ensañaban mes tras mes con los israelitas que encontraban portándose como tales en las diversas ciudades. 59El día veinticinco#1,59: el día veinticinco: En ese día se conmemoraba el nacimiento del rey. de cada mes, ofrecían sacrificios en el altar pagano que habían puesto sobre el altar de los holocaustos 60y, de acuerdo con el decreto, a las mujeres que habían hecho circuncidar a sus hijos, las mataban 61con sus niños colgados del cuello. Y mataban también a sus familiares y a cuantos habían intervenido en la circuncisión.
62A pesar de todo, muchos israelitas se mantuvieron firmes y decidieron no comer alimentos impuros; 63prefirieron morir antes que contaminarse con tales alimentos y profanar de esa forma la santa alianza. Y en efecto, murieron.#2 Ma 6,10.18-19. 64Una cólera terrible se desencadenó entonces sobre Israel.
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