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1 REYES 17

17
Historia de Elías (1 Re 17—2 Re 1)#1 Re 17,1—2 Re 1,18: Enmarcada en los reinados de Ajab y Ocozías, la sección reúne una serie de episodios que tienen como protagonista al profeta Elías. El material seleccionado procede seguramente de una antigua historia de Elías que se remonta a tiempos del profeta o a los círculos proféticos del norte cercanos a Elías.
La gran sequía
1Elías, natural de Tisbé, de Galaad#17,1: Elías, natural de Tisbé de Galaad: Elías significa “mi Dios es el Señor” y es un nombre que suena a declaración programática (ver 18,37.39). Aparece de improviso en escena sin que hasta el momento se supiera nada de él. En cuanto a Tisbé, es la lectura de la versión griega; el hebreo dice: de los habitantes. dijo a Ajab:
— Te juro por el Señor, Dios de Israel, a quien sirvo, que en estos años no habrá lluvia ni rocío, hasta que yo lo ordene.#Eclo 48,1.3; Stg 5,17; (ver Ap 11,6).
2Luego el Señor mandó a Elías este mensaje:
3— Vete de aquí en dirección a oriente y escóndete en el arroyo de Querit, al este del Jordán. 4Allí podrás beber agua del arroyo y, además, he ordenado a los cuervos que te lleven comida.
5Elías se marchó e hizo como le había dicho el Señor: se fue a vivir junto al arroyo Querit, al este del Jordán. 6Los cuervos le llevaban pan y carne por la mañana y por la tarde#17,6: pan y carne por la mañana y por la tarde: La versión griega dice: pan por la mañana y carne por la tarde. Posible alusión a la tradición del maná y las codornices en el desierto (ver Ex 16,8.12)., y bebía agua del arroyo.
7Al cabo de un tiempo, el arroyo se secó, porque no había llovido en el país.#2 Re 4,1-7; Lc 4,25-26. 8Entonces el Señor le envió este mensaje:
9— Dirígete a Sarepta#17,9: Sarepta: Pequeña población de la costa fenicia, al sur de Sidón., en Sidón, y quédate a vivir allí, que yo le he ordenado a una viuda que te proporcione comida.
10Elías se puso en camino hacia Sarepta y a la entrada de la ciudad encontró a una viuda recogiendo leña. Elías la llamó y le dijo:
— Por favor, tráeme en una jarra un poco de agua para beber.
11Cuando iba a buscarla, Elías le gritó:
— Por favor, trae también un trozo de pan.
12Pero ella le respondió:
— Te juro por el Señor, tu Dios, que no me queda pan. Apenas me queda un puñado de harina en la tinaja y un poco de aceite en la alcuza. Precisamente estaba recogiendo algo de leña, para ir a cocerlo para mí y para mi hijo. Nos lo comeremos y luego moriremos.
13Elías le dijo:
— No te apures. Anda y haz lo que dices. Pero primero prepárame de ahí un panecillo y tráemelo. Después podrás hacerlo para ti y para tu hijo. 14Porque el Señor, Dios de Israel, ha dicho que ni la tinaja de harina se acabará ni la alcuza de aceite se vaciará hasta el día en que él mande la lluvia sobre la tierra.
15La mujer fue a hacer lo que le dijo Elías y pudieron comer él, ella y su familia durante mucho tiempo. 16La tinaja de harina no se acabó ni la alcuza de aceite se vació, tal y como el Señor había anunciado por medio de Elías.
17Algún tiempo después de estos sucesos, el hijo de la dueña de la casa cayó enfermo y la enfermedad se agudizó tanto que murió.#2 Re 4,18-37; Lc 7,11-17; (ver Hch 20,9-12). 18Entonces la mujer dijo a Elías:
— ¿Qué tienes contra mí, hombre de Dios? ¿Has venido a mi casa para recordarme mis culpas#17,18: recordarme mis culpas: La queja de la viuda refleja la mentalidad de la época: el profeta atrae con su presencia la atención de Dios sobre sus pecados, provocando el consiguiente castigo. y hacer morir a mi hijo?
19Pero él le dijo:
— Dame a tu hijo.
Y tomándolo de su regazo, lo subió a la habitación donde se alojaba y lo acostó en su cama. 20Luego clamó al Señor:
— Señor, Dios mío, ¿es que vas a hacer sufrir también a esta viuda que me ha hospedado, haciendo morir a su hijo?
21Luego se tendió tres veces sobre el niño y volvió a clamar al Señor:
— ¡Señor, Dios mío, devuelve el aliento a este niño!
22El Señor escuchó a Elías y el niño recuperó el aliento y revivió. 23Entonces Elías tomó al niño, lo bajó de su habitación y se lo entregó a su madre, diciéndole:
— Mira, tu hijo está vivo#17,23: tu hijo está vivo: El milagro tiene un paralelo sorprendente con 2 Re 4,18-37..
24La mujer dijo a Elías:
— Ahora reconozco#17,24: reconozco: Como en los relatos evangélicos, los milagros son signos que exigen la fe (17,13-15) o la provocan, como en este caso. Al mismo tiempo, la confesión de la viuda pone de manifiesto uno de los objetivos del relato: la legitimación de Elías como profeta acreditado y la eficacia de la palabra de Dios de la que el profeta es portador. que eres un hombre de Dios y que Dios habla de verdad por medio de ti.

Actualmente seleccionado:

1 REYES 17: BHTI

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