JEREMÍAS 23
23
Los malos pastores y el rey futuro
1¡Ay de los pastores que descarrían y dispersan el rebaño de mi pastizal! —oráculo del Señor—.#10,21+; Za 11,17. 2Por eso, así dice el Señor, Dios de Israel, acerca de los pastores que apacientan a mi pueblo: Vosotros dispersasteis mi rebaño, lo expulsasteis y no os habéis preocupado de él. Pues bien, yo os voy a pedir cuentas de vuestras malas acciones —oráculo del Señor— 3y yo mismo reuniré al resto de mis ovejas de todos los países por donde las dispersé y las haré volver a su pastizal, donde fructificarán y se multiplicarán.#3,15+. 4Les pondré pastores que las apacienten; ya no tendrán miedo, no se espantarán ni faltará ninguna —oráculo del Señor.
5Ya llegan días —oráculo del Señor—
en que daré a David un vástago legítimo.
Será un rey que reinará con prudencia,
impondrá justicia y derecho en el país.#33,15-16; Is 11,1.
6En sus días estará a salvo Judá,
Israel vivirá con tranquilidad,
y la gente le pondrá de nombre:
«El Señor es nuestra justicia».
7Ya llegan días —oráculo del Señor— en que no se dirá: «Por vida del Señor, que hizo subir a los israelitas del país de Egipto».#16,14-15. 8Más bien se dirá: «Por vida del Señor, que hizo subir a la estirpe de Israel del país del norte y de todos los países por donde los dispersó, para que habiten en su tierra».
Diversos oráculos contra los falsos profetas
9A los profetas:
Tengo roto en mi pecho el corazón,
se estremecen todos mis huesos;
me siento igual que un borracho,
como un hombre cargado de vino;
y todo a causa del Señor,
a causa de sus santas palabras.#14,13-16; Dt 13,2-6; Mi 3,5-8.
10El país está lleno de adulterios,
por eso la tierra está de luto,
como una maldición,
y se secan los pastos de la estepa.
Siguen el curso del mal,
ponen su fuerza en la injusticia.#4,28; 5,7.
11Hasta profetas y sacerdotes son impíos,
hasta en mi Templo encuentro su maldad
—oráculo del Señor—.#5,31; 6,13; Lm 4,13.
12Por eso, su camino
se les hará resbaladizo;
empujados a las tinieblas,
en las tinieblas caerán.
Traeré contra ellos la desgracia
el año en que les pida cuentas
—oráculo del Señor—.
13Entre los profetas de Samaría
he visto una cosa inmoral:
profetizan en nombre de Baal
y extravían a mi pueblo Israel.
14Entre los profetas de Jerusalén
he visto una cosa espantosa:
son adúlteros, van tras la mentira,
se ponen a favor de los malvados
y nadie se aparta de su maldad.
Son todos para mí como Sodoma,
sus habitantes igual que Gomorra.#Gn 19.
15Por eso, así dice el Señor del universo
acerca de los profetas:
Voy a daros a comer ajenjo,
y a beber, agua emponzoñada,
pues los profetas de Jerusalén
habéis esparcido la impiedad por el país.#8,14+.
16Así dice el Señor del universo:
No escuchéis las palabras de los profetas
que os despiertan esperanzas vanas
y os transmiten visiones imaginarias,
cosas que no ha hablado el Señor.
17A los que desprecian la palabra del Señor
les dicen: «Tendréis paz»;
a los que siguen su corazón obstinado
les dicen: «No os alcanzará el mal».
18¿Quién estuvo en el consejo del Señor
y vio todo y escuchó su palabra?
¿Quién prestó la debida atención,
de modo que pudiera oír esa palabra?#Is 40,13+.
19Ya ha estallado la tempestad del Señor,
que gira sobre la cabeza de los malvados;#30,23-24.
20no cesará la cólera del Señor
hasta haber ejecutado sus designios.
Después de que pase ese tiempo,
lograréis entenderlo del todo.
21Yo no envié a los profetas,
pero ellos se apresuraban a hablar;
tampoco les dirigí mi palabra,
pero ellos profetizaban.#14,14; 23,32; 27,15; 29,9.
22Si hubieran participado en mi consejo,
transmitirían mis palabras a mi pueblo
para que se convirtiera de su mal camino
y abandonase sus malvadas acciones.
23¿Acaso soy Dios solo de cerca
—oráculo del Señor—
y no lo soy también de lejos?
24Si alguien se oculta en su escondrijo,
¿creéis que no puedo verlo?
—Oráculo del Señor—.
¿No lleno yo cielo y tierra?
—Oráculo del Señor—.#Am 9,2-3; Sal 139,7-12.
25He oído lo que dicen los profetas, los que profetizan mentiras en mi nombre, los que dicen: «He tenido un sueño, he tenido un sueño».#14,14 (ver Za 10,2). 26¡Basta ya! La mente de los profetas está repleta de falsas profecías, producto de su fantasía. 27Con los sueños que se cuentan entre sí, tratan de que mi pueblo me olvide, como me olvidaron sus antepasados por Baal.
28El profeta que tenga un sueño,
que cuente un sueño;
y el que tenga mi palabra,
que la diga tal cual es.
¿Qué tiene que ver la paja
comparada con el grano?
—oráculo del Señor—.
29¿No es mi palabra como fuego
—oráculo del Señor—,
o mazo que cuartea la roca?#5,14; 20,9.
30Por eso, aquí estoy contra los profetas —oráculo del Señor— que se roban unos a otros mis palabras. 31Aquí estoy contra los profetas —oráculo del Señor— que hacen uso de su lengua para lanzar oráculos. 32Aquí estoy contra los profetas que tienen falsos sueños —oráculo del Señor—, que luego los cuentan y extravían a mi pueblo con sus mentiras y sus pretensiones. Y resulta que yo ni los envié ni les di ninguna orden. Por eso, no pueden ser útiles a este pueblo —oráculo del Señor—. 33Si alguien de este pueblo, un profeta o un sacerdote te preguntan: «¿Cuál es el oráculo del Señor?», les dirás: «La carga sois vosotros, y voy a dejaros caer» —oráculo del Señor—. 34Y si el profeta, el sacerdote o alguna otra persona del pueblo dice «oráculo del Señor», le pediré cuentas a él y a su familia. 35Así, cuando habléis entre vosotros, diréis: «¿Qué ha respondido el Señor? ¿Qué ha hablado el Señor?». 36Pero ya no mencionéis la expresión «oráculo del Señor», pues una carga será para cada cual su propia palabra, ya que habéis pervertido las palabras del Dios vivo, del Señor del universo, nuestro Dios. 37Así preguntarás al profeta: «¿Qué te ha respondido el Señor? ¿Qué te ha hablado el Señor?». 38Y ahora, así dice el Señor: Si seguís empeñados en pronunciar la expresión «oráculo del Señor», siendo así que os había dado orden de que no dijeseis «oráculo del Señor», 39voy a levantaros en vilo y a arrojaros de mi presencia a vosotros y a esta ciudad que os di a vosotros y a vuestros antepasados.#7,15; 20,11. 40Haré que seáis presa de una afrenta eterna y de una vergüenza eterna, que no se olvidarán.
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