Apocalipsis 17
17
VI. LAS VISIONES DEL JUICIO#17.1—21.1 En la sexta sección del libro se describe, en una serie de visiones sucesivas, el juicio de Dios sobre las potencias humanas enemigas suyas, representadas por Babilonia, símbolo del Imperio Romano, y sobre Satanás, el enemigo que está detrás de aquellas potencias.
(17.1—21.1)
Visión preparatoria
1Uno de los siete ángeles que tenían las siete copas, vino y me dijo: «Ven, te voy a mostrar el castigo de la gran prostituta#17.1 Prostituta: Véase Ap 2.14 nota *. que está sentada sobre las aguas.#17.1 Sentada sobre las aguas: Cf. v. 15; la imagen ha sido tomada de Jer 51.13. 2Los reyes del mundo se han entregado a la prostitución con ella, y los habitantes de la tierra se han emborrachado con el vino de su prostitución.»#17.2 Prostitución: Jer 51.7; véase Ap 14.8 nota *.
3Luego, en la visión que me hizo ver el Espíritu,#17.3 En la visión que me hizo ver el Espíritu: otra posible traducción: en éxtasis (véase Ap 1.10 nota *). el ángel me llevó al desierto.#17.3 El monstruo, el mismo de Ap 13.1 con sus siete cabezas y diez cuernos, parece simbolizar al Imperio Romano y su religión pagana; la mujer, a la ciudad de Roma. Los nombres ofensivos para Dios pueden ser los títulos divinos dados a los emperadores romanos. Aparece aquí un contraste simétrico: el monstruo es un remedo diabólico del Cordero (véase Ap 13.1-2 n.), y la prostituta, que corresponde a la ciudad pagana, también es un remedo de la esposa del Cordero (véase Ap 19.7-8 n.).
La mujer sobre el monstruo
Allí vi una mujer montada en un monstruo rojo, el cual estaba cubierto de nombres ofensivos para Dios y tenía siete cabezas y diez cuernos. 4Aquella mujer iba vestida con ropa de colores púrpura y rojo, y estaba adornada con oro, piedras preciosas y perlas.#17.4 Ap 18.16. Tenía en la mano una copa de oro#17.4 Cf. Jer 51.7. llena de cosas odiosas y de la impureza de su prostitución; 5y llevaba escrito en la frente un nombre misterioso: «La gran Babilonia,#17.5 Babilonia: Véase Ap 14.8 nota *. madre de las prostitutas y de todo lo que hay de odioso en el mundo.» 6Luego me di cuenta de que la mujer estaba borracha de la sangre del pueblo santo y de los que habían sido muertos por ser testigos de Jesús.#17.6 Ap 18.24. Alusión gráfica a la muerte de los cristianos perseguidos por el Imperio Romano.
Al verla, me quedé muy asombrado. 7Entonces el ángel me dijo: «¿Por qué te asombras? Te voy a decir el significado secreto de esa mujer y del monstruo que la lleva, el que tiene las siete cabezas y los diez cuernos. 8El monstruo que has visto es uno que antes vivía, pero ya no existe; sin embargo, va a subir del abismo#17.8 Abismo: Ap 11.7. Véase 9.1 nota *, y cf. 20.1-3. antes de ir a su destrucción total. Los habitantes de la tierra cuyos nombres no están escritos en el libro de la vida#17.8 Libro de la vida: Véase Ap 3.5 nota *; cf. Ap 13.8. desde la creación del mundo, se asombrarán cuando vean ese monstruo que antes vivía y ya no existe, pero que volverá a venir.#17.8 Antes vivía y ya no existe, pero que volverá a venir: expresión que se contrapone a la aplicada a Dios en Ap 1.4,8; 4.8; véase 13.1-2 n., y que coincide con la descripción, en Ap 13.3, del mismo monstruo.
9»Aquí se verá#17.9 Se verá: o se requiere (véase Ap 13.10 nota *). quién tiene sabiduría y entendimiento: Las siete cabezas representan siete montes sobre los que esa mujer está sentada;#17.9 Probable alusión a Roma, conocida como la «ciudad de las siete colinas», por los siete montes sobre los que estaba construida (véase también 17.18 n.). las cabezas, a su vez, representan siete reyes.#17.9 Siete reyes: Puede referirse a siete emperadores romanos o, con mayor probabilidad, a una larga serie de emperadores simbolizada por el número siete. Algunos intérpretes ven en los siete montes y en los siete reyes, una serie de gobiernos o imperios, como en el caso de los cuatro monstruos de Dn 7 (cf. Dn 7.17). En tal caso, el número siete podría simbolizar la totalidad de los poderes del mundo. 10Cinco de estos reyes ya cayeron, uno de ellos gobierna ahora y el otro no ha venido todavía. Pero cuando venga, no durará mucho tiempo. 11El monstruo que antes vivía y que ya no existe, es el octavo rey; aunque es también uno de los otros siete, y se encamina a su destrucción total.#17.10-11 Las características del lenguaje simbólico no permiten identificar con certeza a estos reyes.
12»Los diez cuernos que has visto son diez reyes#17.12 Cf. Dn 7.7,23-24. La corta duración (por una hora) simboliza lo perecedero de las fuerzas que se oponen al Cordero (v. 14). que todavía no han comenzado a gobernar; pero por una hora recibirán, junto con el monstruo, autoridad como de reyes. 13Estos diez reyes están de acuerdo, y darán su poder y autoridad al monstruo. 14Pelearán contra el Cordero; pero el Cordero los vencerá,#17.14 Ap 19.19-21. teniendo con él a los que Dios ha llamado y escogido y son fieles, porque el Cordero es Señor de señores y Rey de reyes.»#17.14 Ap 19.16; cf. Dt 10.17; Dn 2.47.
15El ángel me dijo también: «Las aguas que viste, sobre las cuales está sentada la prostituta, son pueblos, gentes, lenguas y naciones.#17.15 Sobre esta imagen, véase 17.1 nota *. 16Y los diez cuernos que viste y el monstruo odiarán a la prostituta, y la dejarán abandonada y desnuda; comerán la carne de su cuerpo, y la quemarán con fuego.#17.16 Cf. Ez 23.25-30; Os 2.5. 17Dios les ha puesto en el corazón la determinación de hacer lo que él quiere que hagan: se pondrán de acuerdo para entregar su autoridad de reyes al monstruo, hasta que se cumpla lo que Dios ha dicho. 18La mujer que viste es aquella gran ciudad que domina a los reyes del mundo.»#17.18 A fines del siglo I d.C., esta descripción sólo podía aplicarse a la Roma imperial, la cual, como Babilonia en el AT, se había convertido en prototipo de todo poder humano enemigo de Dios (véase Ap 14.8 nota *).
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