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Jeremías 26

26
II. RELATOS BIOGRÁFICOS Y ANUNCIOS DE SALVACIÓN
(26—45)
Jeremías amenazado de muerte#26.1-24 Este cap. forma parte de una serie de relatos que muestran a Jeremías en abierto conflicto con las autoridades políticas y religiosas de Judá, especialmente con los falsos profetas (cf., por ej., Jer 27—28). En él se indican las circunstancias en que pronunció el discurso del templo (Jer 7.1—8.3) y se describe la violenta reacción que provocó el anuncio de la destrucción del santuario (cf. vv. 8-9).
1Al comienzo del reinado de Joaquim,#26.1 Joaquim, hijo de Josías, sustituyó a su hermano Joacaz cuando éste fue destituido por el faraón Necao (cf. 2 R 23.34; 2 Cr 36.4). El comienzo de su reinado corresponde a los años 609-608 a.C. hijo de Josías, en Judá, el Señor se dirigió a Jeremías 2y le dijo: «Párate en el atrio del templo,#26.2 Párate en el atrio del templo: Cf. Jer 7.2. y di todo lo que te ordené que dijeras a la gente que viene de las ciudades de Judá para adorar en el templo. No dejes nada por decir. 3Quizá te hagan caso y dejen su mala conducta, y yo decida no castigarlos por sus malas acciones, como había pensado. 4Diles que yo, el Señor, digo: “Si no me hacen caso ni cumplen las instrucciones que les he dado, 5ni hacen caso a las advertencias de mis siervos los profetas, que una y otra vez les he enviado y a los que ustedes han desobedecido, 6entonces haré con este templo lo que hice con el de Siló.#26.6 Siló: Véase Jer 7.12 n. Haré de esta ciudad un ejemplo de maldición para todas las naciones de la tierra.”»
7Los sacerdotes, los profetas y todo el pueblo oyeron estas palabras que Jeremías pronunció en el templo. 8Y cuando él terminó de decir lo que el Señor le había ordenado, los sacerdotes, los profetas y el pueblo lo agarraron y le dijeron: «¡Vas a morir! 9¿Cómo te atreves a decir en nombre del Señor que este templo quedará como el de Siló, y que esta ciudad será destruida y quedará sin habitantes?» Y todo el pueblo se agolpó en el templo, alrededor de Jeremías.
10Los jefes de Judá, al oír lo que pasaba, fueron del palacio del rey al templo,#26.10 El palacio del rey y el templo eran dos edificios anexos (cf. 2 R 11.19), de manera que los jefes de Judá, es decir, las autoridades civiles, pudieron recibir la información e intervenir rápidamente. Cf. Jer 36.10-12. y allí, en la Puerta Nueva, se sentaron.#26.10 La intervención de los jefes hace que el amotinamiento se convierta en una especie de proceso judicial. Jeremías, el acusado, fundamenta su defensa en el origen divino de su misión (cf. Am 7.15); los sacerdotes y profetas lo acusan de blasfemia y reclaman para él la pena de muerte (cf. v. 11); los jefes del pueblo, que hacen las veces de jueces, lo declaran inocente (cf. v. 16); el pueblo asume al comienzo una actitud hostil (cf. vv. 7-9), pero al fin reconoce a Jeremías como verdadero profeta (v. 16). 11Entonces los sacerdotes y los profetas dijeron a los jefes y a todo el pueblo: «Este hombre debe ser condenado a muerte porque ha hablado contra esta ciudad. Ustedes lo oyeron con sus propios oídos.»
12Jeremías se dirigió a los jefes y al pueblo, y les dijo: «El Señor fue quien me envió a hablar en su nombre, y a decir contra este templo y esta ciudad todo lo que ustedes han oído. 13Mejoren su conducta y sus acciones, obedezcan al Señor su Dios y él no les enviará las calamidades que les ha anunciado.#26.13 Jer 7.5-7. 14En cuanto a mí, estoy en manos de ustedes; hagan conmigo lo que les parezca. 15Pero, eso sí, sepan bien esto: si me matan, ustedes y los habitantes de esta ciudad serán culpables de matar a un inocente; porque en verdad fue el Señor quien me envió a anunciarles claramente todas esas cosas.»
16Entonces los jefes y el pueblo dijeron a los sacerdotes y a los profetas: «No hay motivo para condenar a muerte a este hombre; nos ha hablado en nombre del Señor nuestro Dios.»
17Algunos ancianos se levantaron y dijeron al pueblo que estaba allí reunido: 18«En tiempos de Ezequías, rey de Judá,#26.18 Ezequías fue rey de Judá entre los años 716 y 687 a.C. (cf. 2 R 18—20). Miqueas de Moreset#26.18 Miqueas de Moréset, contemporáneo de Isaías, había ejercido su actividad profética en el reino de Judá, un siglo antes que Jeremías. Véase Miq 1.1 nota *. habló en nombre del Señor a todo el pueblo de Judá, diciéndole:
»“El Señor todopoderoso dice:
Sión quedará convertida en un campo arado,
Jerusalén quedará hecha un montón de ruinas
y la colina del templo se llenará de maleza.”#26.18 Este texto es una cita de Miq 3.12. El hecho de que se recuerden las palabras de Miqueas un siglo después de que las pronunciara da una idea de la viva impresión que originalmente causaron.
19»¿Acaso el rey Ezequías y todo el pueblo de Judá mataron a Miqueas? Todo lo contrario: el rey sintió temor del Señor y le pidió que tuviera compasión de ellos. Entonces el Señor no envió contra ellos la calamidad que les había anunciado. ¿Y vamos nosotros a cargar con la responsabilidad de un crimen tan grande?»
20También el profeta Urías, hijo de Semaías, de la ciudad de Quiriat-jearim,#26.20 Este profeta Urías no vuelve a mencionarse en ningún otro pasaje del AT. Quiriat-jearim: Véase Jos 9.17 nota *. habló en nombre del Señor contra esta ciudad y contra el país, del mismo modo que Jeremías. 21El rey Joaquim, sus funcionarios y sus jefes oyeron lo que él dijo, y el rey quiso hacerlo matar. Pero cuando Urías se enteró, tuvo miedo y huyó a Egipto. 22El rey Joaquim envió a Egipto a Elnatán,#26.22 Tiempo más tarde, Elnatán trató de evitar que el rey Joaquim quemara el rollo de papiro en el que estaban escritas las palabras de Jeremías (Jer 36.25). hijo de Acbor,#26.22 Acerca de Acbor, cf. 2 R 22.12,14. y a otros hombres, 23los cuales trajeron de Egipto a Urías y lo entregaron al rey Joaquim, quien mandó que lo mataran y que echaran su cadáver a la fosa común.
24Ahicam,#26.24 Antes de ser funcionario del rey Joaquim, Ahicam había prestado servicios durante el reinado de Josías (cf. 2 R 22.12,14). Su hijo Guedalías fue gobernador de Judá después de la caída de Jerusalén en el año 586 a.C. (cf. 2 R 25.22). hijo de Safán,#26.24 En las secciones narrativas del libro de Jeremías se mencionan varios familiares de Safán, el cronista o secretario de Josías, que leyó en presencia del rey el libro de la ley encontrado en el templo (2 R 22.8-10). Cf. Jer 29.3; 36.11-13; 39.14; 40.5. habló en favor de Jeremías, y esto hizo que no lo entregaran al pueblo para que lo mataran.

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