Sin embargo, aunque los judíos no pudieron agradar a Dios, tampoco fallaron del todo. Más bien, por la desobediencia de los judíos, los que no son judíos pueden ser salvados por Dios. Y esto hará que los judíos se pongan celosos. Ahora bien, si por la desobediencia de los judíos el resto del mundo recibió ayuda, ¡con más razón la recibirá cuando todos los judíos sean aceptados por Dios!
Lo que voy a decir ahora es para ustedes, los que no son judíos. Dios me ha enviado para trabajar entre ustedes, y para mí esa tarea es muy importante. Espero que con esto algunos de mi país se pongan celosos de ustedes, y así Dios pueda salvarlos también a ellos. Pues si Dios, al rechazar a los judíos, aceptó al resto de la humanidad, ¡imagínense cómo será cuando los judíos sean aceptados! ¡Los que ahora viven como muertos tendrán vida eterna!
Si alguien le ofrece a Dios el primer pan que hornea, en realidad le está ofreciendo toda la masa con que hizo el pan. Si a Dios se le ofrecen las raíces de un árbol, entonces también las ramas del árbol le pertenecen.
Cuando Dios rechazó a algunos judíos, y a ustedes los aceptó en su lugar, ustedes llegaron a formar parte del pueblo de Dios, y así recibieron la vida eterna. Pero no vayan a creerse mejores que los judíos que fueron rechazados. Recuerden que ustedes han recibido esa vida gracias a ellos, y no ellos gracias a ustedes.
Tal vez piensen que ellos fueron rechazados para que ustedes fueran aceptados en el pueblo de Dios. Y es verdad. Pero ellos fueron rechazados por no confiar en Dios, y ustedes fueron aceptados solamente por confiar en él. Así que no se pongan orgullosos; más bien, tengan cuidado. Si Dios rechazó a los judíos en general, también podría hacer lo mismo con ustedes.
Fíjense en lo bueno que es Dios, pero también tomen en cuenta que Dios es muy estricto. Es estricto con los que han pecado, pero ha sido bueno con ustedes. Y seguirá siéndolo, si ustedes le son agradecidos y se portan bien. De lo contrario, también a ustedes los rechazará.
Si los judíos cambian y confían en Dios, volverán a formar parte de su pueblo, pues Dios tiene poder para hacerlo. Después de todo, no es lógico tomar algo de buena calidad y mezclarlo con algo de mala calidad. Si Dios los aceptó a ustedes, que no eran parte de su pueblo, con más razón volverá a aceptar a los judíos, que sí lo son.
Hermanos en Cristo, hay mucho que ustedes todavía no saben. Por eso voy a explicarles el plan que Dios tenía en secreto. Algunos de los judíos se han vuelto muy tercos y no quieren creer en Jesucristo; pero solo se portarán así hasta que los no judíos pasen a formar parte de su pueblo. Después de eso, Dios salvará a todo el pueblo de Israel. Como lo dice en la Biblia:
«El Salvador vendrá de Jerusalén,
y limpiará toda la maldad
del pueblo de Israel.
Yo he prometido hacer esto
cuando les perdone sus pecados.»
Por ahora, Dios actúa con los judíos como si fueran sus enemigos. Pero lo hace solo para darles a ustedes la oportunidad de creer en la buena noticia. Dios sigue amando a los judíos, pues eligió a sus antepasados para formar su pueblo. Dios no da regalos para luego quitarlos, ni se olvida de las personas que ha elegido.
En el pasado, ustedes desobedecieron a Dios. Pero ahora que los judíos no han querido obedecerlo, Dios se ha compadecido de ustedes. Y así como Dios les ha mostrado a ustedes su compasión, también lo hará con ellos. Pues Dios hizo que todos fueran desobedientes, para así tenerles compasión a todos.