¡Así son los malvados! ¡No se preocupan de nada, y cada vez son más ricos! ¡De nada me sirvió hacer el bien y evitar los malos pensamientos! ¡Esos malvados me golpean a todas horas! ¡En cuanto amanece me castigan! Si hubiera pensado como los malvados, habría traicionado al pueblo de Dios. Traté de entender esto, pero me resultó muy difícil. Entonces fui al santuario de Dios, y fue allí donde entendí cómo terminarán los malvados: Dios los ha puesto en peligro, y van hacia su propia desgracia. En un abrir y cerrar de ojos terminarán por ser destruidos; el terror acabará con ellos. Cuando Dios entre en acción, hará que sean olvidados como se olvida una pesadilla. Dios mío, yo estuve muy afligido; me sentí muy amargado. He sido muy testarudo; me he portado mal contigo: ¡me he portado como una bestia! A pesar de todo, siempre he estado contigo; tu poder me mantiene con vida, y tus consejos me dirigen; cuando este mundo llegue a su fin, me recibirás con grandes honores. ¿A quién tengo en el cielo? ¡A nadie más que a ti! Contigo a mi lado, nada me falta en este mundo. Ya casi no tengo fuerzas, pero a ti siempre te tendré; ¡mi única fuerza eres tú!
Leer Salmos 73
Compartir
Comparar todas las versiones: Salmos 73:12-26
¡Guarda versículos, lee sin conexión, mira videos didácticos y más!
Inicio
Biblia
Planes
Videos