1 (1b) Dios mío, ¡escucha mi oración! ¡Atiende mis ruegos! Tú eres fiel y justo: ¡respóndeme! No me llames a cuentas, que ante ti, nadie en el mundo puede considerarse inocente. Mis enemigos quieren matarme; me tienen acorralado y en constante peligro de muerte. Ya no siento latir mi corazón; ¡ya he perdido el ánimo! Me vienen a la mente los tiempos pasados y me pongo a pensar en todas tus acciones; ¡tengo muy presente todo lo que has hecho! ¡Hacia ti extiendo mis manos, pues me haces falta, como el agua a la tierra seca! Dios mío, ¡respóndeme pronto, pues la vida se me escapa! ¡No me des la espalda, o ya puedo darme por muerto! En ti confío; ¡a ti dirijo mi oración! Cada nuevo día hazme saber que me amas; ¡dime qué debo hacer! Dios mío, líbrame de mis enemigos, pues en ti busco refugio. Tú eres mi Dios. ¡Enséñame a hacer lo que quieres que yo haga! ¡Permite que tu buen espíritu me lleve a hacer el bien!
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