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Proverbios 5:1-23

Proverbios 5:1-23 TLA

Querido jovencito, atiende a mis sabios consejos, para que cuando hables lo hagas con sabiduría. La mujer infiel te engaña con palabras suaves y dulces, que al fin de cuentas resultan más amargas que la hiel y más peligrosas que una espada. Quien se enreda con ella, ¡va derecho a la tumba! A ella no le importa lo que digan de su conducta; lleva una vida sin control, pero no lo reconoce. Querido jovencito, escúchame: ¡no desprecies mis consejos! Apártate de esa mujer y no te acerques a su casa, o acabarás entregando tu salud y los mejores años de tu vida a gente cruel y peligrosa; ¡todo tu salario, y el dinero que con tanto esfuerzo te ganaste, irá a parar en otras manos! Cuando te hayas quedado pobre, dirás entre llantos y lamentos: «¡Pobre de mí, pobre de mí! ¡Nunca acepté ningún consejo! Jamás les hice caso a mis maestros, ni obedecí a los que me orientaban. ¡Ahora estoy casi en la desgracia ante toda la comunidad!» Si quieres disfrutar del amor, disfrútalo con tu esposa. ¡Guarda tu amor solo para ella! ¡No se lo des a ninguna otra! No compartas con nadie el gozo de tu matrimonio. ¡Bendita sea tu esposa, la novia de tu juventud! Es como una linda venadita; deja que su amor y sus caricias te hagan siempre feliz. Querido jovencito, no dejes que otra mujer te cautive ni busques las caricias de la mujer casada. Dios mira con mucha atención la conducta de todos nosotros. El pecado y las malas acciones son trampas para el malvado, y lo hacen su prisionero. Así muere esta clase de gente que no quiere ser corregida; ¡su falta de entendimiento acaba por destruirla!

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