Dios le dijo entonces a Gedeón: «Con estos trescientos soldados voy a salvarlos y les daré la victoria sobre los madianitas. Todos los demás, pueden irse a su casa». Así que Gedeón se quedó con trescientos hombres. Recogió los cántaros y las trompetas de los demás, y los mandó de vuelta a sus tiendas de campaña. El campamento de los madianitas quedaba más abajo, en el valle. Esa misma noche Dios le ordenó a Gedeón: «Levántate y ataca a los madianitas. Yo te daré la victoria sobre ellos. Pero si tienes miedo de atacarlos, baja al campamento con tu sirviente Purá. Cuando oigas lo que están diciendo, perderás el miedo». Gedeón se fue con su sirviente a los puestos de vigilancia del ejército enemigo. Los madianitas, los amalecitas y toda la gente del este se habían dispersado por todo el valle. Parecían una plaga de saltamontes, y tenían tantos camellos como la arena que hay en la playa. Cuando llegó Gedeón, oyó que un soldado le contaba a otro el sueño que había tenido. Le decía: —Soñé que un pan de cebada venía rodando sobre nuestro campamento, y chocaba contra una tienda y la derribaba. Su compañero le respondió: —¡No cabe duda de que se trata del ejército de Gedeón! ¡Dios le va a dar la victoria sobre nuestro ejército! Cuando Gedeón oyó el relato del sueño y lo que significaba, adoró a Dios. Luego Gedeón volvió al campamento israelita y ordenó: «¡Arriba todos! Dios nos va a dar la victoria sobre el ejército madianita». Gedeón dividió a sus hombres en tres grupos, y les dio trompetas y cántaros vacíos. Dentro de los cántaros pusieron antorchas encendidas. Después les dijo: «Al acercarnos al campamento madianita, fíjense en mí y hagan lo que me vean hacer. Cuando mi grupo y yo toquemos la trompeta, ustedes también hagan sonar las suyas y griten: “¡Por Dios y por Gedeón!”» Gedeón y los cien hombres que estaban con él se acercaron al campamento poco antes de la medianoche, cuando estaba por cambiar el turno de la guardia. Hicieron sonar sus trompetas y rompieron los cántaros que llevaban en las manos, y los otros dos grupos hicieron lo mismo. Con la antorcha en la mano izquierda y la trompeta en la derecha, todos gritaron: «¡Al ataque! ¡Por Dios y por Gedeón!» Los israelitas se quedaron quietos en sus puestos, rodeando el campamento enemigo. Al oír los gritos, todos los del ejército madianita salieron corriendo. Los israelitas, por su parte, seguían tocando sus trompetas, mientras Dios hacía que las tropas enemigas se atacaran entre sí y salieran huyendo. Se fueron a Bet-sitá, camino de Sererá, y llegaron hasta la frontera de Abel-meholá, cerca de Tabat.
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Hablar de obediencia puede ser un tema que tal vez sea para ti una fortaleza, o también puede ser algo en lo que sientas que debes mejorar. Sea cual sea el caso, si logramos comprender el significado de la obediencia, seremos realmente invencibles. Acompáñame a lo largo de estos tres días y descubramos juntos cómo la obediencia hizo invencibles a los grandes héroes de la fe.
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Cuando escuchamos la palabra “productividad” muchos de nosotros pensamos en “hacer más con menos”. Y por definición, es la relación entre los recursos empleados y lo obtenido. En la Biblia, vemos que gente común hizo mas con menos, en el poder de Dios. Productividad, tiene que ver con ser buen mayordomo de todo los recursos que Dios puso a tu alcance (tiempo, gente, dinero, dones) para que des mucho fruto.
5 Dias
Como discípulos de Cristo enfrentamos amenazas a lo largo de nuestra carrera cristiana en ocasiones podemos perder nuestro objetivo para cumplir hasta el final con su obra. Sin embargo, en este plan te recordaremos que lo más importantes es No bajar las manos, levantarlas más alto en símbolo de confianza y dependencia a Dios. Él tiene cuidado de todos nosotros y estará allí cada vez que clamemos a Dios.
Gedeón fue uno de los jueces de Israel que tuvo grandes éxitos sirviendo como líder en la defensa de sus enemigos. Sin embargo, no era para nada un héroe invencible. La Biblia nos muestra cómo Dios lo llevó de la mano y le hizo entender que él no era lo que Sus ojos veían. Veremos cómo Dios transforma un hombre temeroso en uno victorioso, siendo de ejemplo para nosotros.
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