Logo de YouVersion
Ícono Búsqueda

Isaías 29:7-24

Isaías 29:7-24 TLA

»Los ejércitos que atacan a Jerusalén y quieren derribar sus fortalezas desaparecerán por completo, como la niebla al salir el sol. Los grandes ejércitos que atacan a Jerusalén, morirán de hambre y de sed. Soñarán que comen y beben, pero cuando se despierten tendrán el estómago vacío y la garganta reseca». Isaías dijo: «¡Ustedes los profetas, sigan actuando como unos tontos! ¡Sigan como ciegos, sin ver nada! ¡Sigan tambaleándose como borrachos, aun sin haber tomado vino! Dios ha hecho caer sobre ustedes un sueño muy profundo. Ustedes los profetas deberían ser los ojos del pueblo, pero son incapaces de ver nada. Las visiones que reciben de Dios no pueden entenderlas; es como si quisieran leer el texto de un libro cerrado. Si se les diera ese libro para que lo leyeran, dirían: “No podemos leerlo, porque el libro está cerrado”. Mientras tanto, otros dicen: “No podemos leerlo porque no sabemos leer”». Dios le dijo a Isaías: «Este pueblo dice que me ama, pero no me obedece; me rinde culto, pero no es sincero ni lo hace de corazón. Por eso, voy a hacer cosas tan maravillosas que este pueblo quedará asombrado. Entonces destruiré la sabiduría de sus hombres sabios y la inteligencia de sus personas inteligentes». Isaías dijo: «¡Qué mal les va a ir a los que tratan de esconderse para que Dios no los vea cuando hacen sus planes malvados! ¡Qué mal les va a ir a los que andan diciendo: “Nadie nos ve, nadie se da cuenta”! ¡Pero eso es un disparate! Es como si el plato de barro quisiera ser igual a quien lo hizo. Pero no hay un solo objeto que pueda decir a quien lo hizo: “¡Tú no me hiciste!” Tampoco puede decirle: “¡No sabes lo que estás haciendo!” »Dentro de muy poco tiempo, el bosque se convertirá en un campo de cultivo, y el campo de cultivo se parecerá a un bosque. En ese día los sordos podrán oír cuando alguien les lea en voz alta, y los ciegos podrán ver, porque para ellos no habrá más oscuridad. Los más pobres y necesitados se alegrarán en nuestro santo Dios. Ese día desaparecerán los insolentes, los orgullosos, y los que solo piensan en hacer el mal. »Se acabarán los mentirosos que acusan a otros falsamente. Se acabarán también los que ponen trampas a los jueces y los que con engaños niegan justicia al inocente». Por eso dice el Dios de Israel, el que rescató a Abraham: «De ahora en adelante, los israelitas no sentirán más vergüenza. Cuando sus descendientes vean todo lo que hice entre ellos, reconocerán que soy un Dios santo y me mostrarán su respeto. Los que estaban confundidos aprenderán a ser sabios; ¡hasta los más testarudos aceptarán mis enseñanzas!»

Video de Isaías 29:7-24