Nosotros, en cambio, los que sí hemos creído en la buena noticia, disfrutaremos de la paz y de la tranquilidad que Dios nos ha prometido. Pero a los que no creyeron, Dios les dijo: «Por eso, ya enojado decidí: “No voy a permitirles entrar en la tierra prometida, donde los haré descansar.”» Dios dijo esto, refiriéndose a su descanso cuando terminó de crear el mundo. Porque en alguna parte de la Biblia se habla así del día sábado: «En el séptimo día Dios descansó de todo su trabajo.» Y en cuanto a este punto, vuelve a decir: «Ustedes jamás entrarán en mi lugar de reposo.» Los primeros en oír la buena noticia desobedecieron a Dios, y por eso no pudieron recibir su descanso. Pero la promesa de Dios sigue en pie, porque él nos dio una nueva oportunidad, como lo dijo por medio de David en el pasaje de la Biblia, que ya mencionamos: «Si hoy escuchan la voz de Dios, no sean tan tercos.» Si Josué hubiera podido hacer que los israelitas descansaran realmente en paz y tranquilidad, Dios no habría hablado de otra oportunidad. Pero todavía esperamos el día en que nosotros, el pueblo de Dios, recibiremos el descanso que Dios nos ha prometido. En ese día, el pueblo de Dios descansará por fin de su trabajo, así como Dios descansó del suyo. Por eso, hagamos todo lo posible por obedecer a Dios, para que en ese día recibamos su descanso. No sigamos el ejemplo de los que no creyeron la buena noticia. Cada palabra que Dios pronuncia tiene poder y tiene vida. La palabra de Dios es más cortante que una espada de dos filos, y penetra hasta lo más profundo de nuestro ser. Allí examina nuestros pensamientos y deseos, y deja en claro si son buenos o malos. Nada de lo que Dios ha creado puede esconderse de él, pues Dios puede verlo todo con claridad, y ante él seremos responsables de todo lo que hemos hecho.
Leer Hebreos 4
Escuchar Hebreos 4
Compartir
Comparar todas las versiones: Hebreos 4:3-13
¡Guarda versículos, lee sin conexión, mira videos didácticos y más!
Inicio
Biblia
Planes
Videos