Yo, el profeta Habacuc, compuse esta oración para acompañarla con una melodía especial. ¡Dios mío, yo sé bien todo lo que has hecho, y por eso tiemblo en tu presencia! Déjanos ver en nuestros días tus grandes hechos de otros tiempos; si te enojas con nosotros, no dejes de tenernos compasión. Tú eres nuestro santo Dios; vienes de la región de Temán, vienes del monte Parán. Tu grandeza ilumina los cielos; la tierra entera te alaba. Un gran resplandor te rodea; de tus manos brotan rayos de luz y dejan ver tu poder escondido.
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