Dios también me dijo: «Los israelitas repiten a todas horas ese refrán que dice: “Los padres la hacen, y los hijos la pagan”. Pero yo me pregunto por qué lo repiten. Porque yo les aseguro que ese refrán no volverá a repetirse en Israel. La vida de todo ser humano me pertenece, tanto la de los padres como la de los hijos. Sólo morirá aquel que peque. »La persona que es justa sabe lo que es justo, y lo hace. »No se junta con los que van a los pequeños templos de las montañas, ni adora a dioses falsos, ni pone en ellos su confianza. »No sostiene relaciones sexuales con la mujer de otro hombre. »No tiene relaciones sexuales con su esposa cuando ella tiene su período de menstruación. »No es injusta con nadie, sino que devuelve a su deudor lo que recibió en garantía de pago. »No le roba a nadie, sino que comparte su pan con el que tiene hambre, y su ropa con el que está desnudo. »No cobra intereses cuando presta su dinero. »No le hace daño a nadie. »No tiene favoritos cuando tiene que juzgar en un pleito entre dos personas. »Esa persona vivirá porque es justa y porque obedece fielmente todos mis mandamientos. Les juro que así será. »Pero puede suceder que esa persona justa tenga un hijo violento y asesino que, en vez de seguir el ejemplo de su padre, se junta con los que van a los pequeños templos y adoran a los dioses falsos; sostiene relaciones sexuales con la mujer de otro hombre; maltrata a los pobres y les roba a los demás; no le devuelve a su deudor lo que recibió en garantía de pago; adora a dioses falsos y comete pecados repugnantes, y cobra intereses muy altos cuando presta dinero. »Pues bien, esa persona no puede seguir viviendo, pues ha cometido acciones repugnantes. Yo les aseguro que esa persona morirá, y que solo ella será culpable de su muerte.
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