Y como David era profeta, Dios le prometió que un familiar suyo sería rey de Israel. »David sabía que Dios cumpliría su promesa. Por eso dijo que el Mesías no moriría para siempre, sino que resucitaría. Todos nosotros somos testigos de que Dios resucitó a Jesús, y de que luego lo llevó al cielo y lo sentó a su derecha. »Dios le dio a Jesús el Espíritu Santo. Y ahora Jesús nos ha dado ese mismo Espíritu, pues nos lo había prometido. ¡Y esto es lo que ustedes están viendo y oyendo! »Sabemos que quien subió al cielo no fue David, pues él mismo dice: “Dios le dijo a mi Señor el Mesías: ‘Siéntate a la derecha de mi trono hasta que yo derrote a tus enemigos.’” »Israelitas, ustedes tienen que reconocer, de una vez por todas, que a este mismo Jesús, a quien ustedes mataron en una cruz, Dios le ha dado poder y autoridad sobre toda la humanidad.»
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