Pablo salió de Atenas y se fue a la ciudad de Corinto. Allí encontró a un judío llamado Áquila, que era de la región de Ponto. Hacía poco tiempo que Áquila y su esposa Priscila habían salido de Italia, pues Claudio, el emperador de Roma, había ordenado que todos los judíos salieran del país. Pablo fue a visitar a Áquila y a Priscila, y al ver que ellos se dedicaban a fabricar tiendas de campaña, se quedó a trabajar con ellos, pues también él sabía cómo hacerlas. Todos los sábados Pablo iba a la sinagoga, y hablaba con judíos y griegos para tratar de convencerlos de hacerse seguidores de Jesús. Silas y Timoteo viajaron desde la región de Macedonia hasta Corinto. Cuando llegaron, Pablo estaba dando a los judíos las buenas noticias de que Jesús era el Mesías. Pero los judíos se pusieron en contra de Pablo y lo insultaron. Entonces Pablo, en señal de rechazo, se sacudió el polvo de la ropa y les dijo: «Si Dios los castiga, la culpa será de ustedes y no mía. De ahora en adelante les hablaré a los que no son judíos.» De allí, Pablo se fue a la casa de un hombre llamado Ticio Justo, que adoraba a Dios. La casa de Ticio estaba junto a la sinagoga. El encargado de la sinagoga se llamaba Crispo, y él y toda su familia creyeron en el Señor Jesús. También muchos de los habitantes de Corinto que escucharon a Pablo creyeron y fueron bautizados.
Leer Hechos 18
Escuchar Hechos 18
Compartir
Comparar todas las versiones: Hechos 18:1-8
¡Guarda versículos, lee sin conexión, mira videos didácticos y más!
Inicio
Biblia
Planes
Videos