Por el pecado de Adán todos fuimos castigados con la muerte; pero, gracias a Cristo, ahora podemos volver a vivir. Cada uno resucitará a su debido tiempo: primero Cristo; después, cuando él vuelva, resucitarán los que creyeron en él. Luego vendrá el fin del mundo, cuando Cristo derrotará a todas las autoridades y a todos los poderes, y le entregará el reinado a Dios el Padre.
Cristo reinará hasta que haya vencido a todos sus enemigos. El último enemigo que Cristo vencerá es la muerte. Cuando la Biblia dice: «Dios puso todo bajo su dominio», la palabra «todo» no incluye a Dios, porque es Dios quien puso todo bajo la autoridad de Cristo. Y cuando todo esté bajo el dominio del Hijo, él mismo se pondrá bajo la autoridad de Dios. Así, Dios estará sobre todas las cosas, pues él es quien puso todo bajo el dominio de Cristo.
Algunos se bautizan en lugar de alguien que ya ha muerto, y piensan que así lo salvarán. Pero, si en verdad los muertos no vuelven a vivir, ¿para qué bautizarse? ¿Y para qué poner en peligro nuestra vida en todo momento? Ustedes bien saben que todos los días estoy en peligro de muerte. Esto es tan cierto como la satisfacción que tengo de que ustedes creen en Cristo. En Éfeso luché con hombres que parecían fieras salvajes. Pero, si es verdad que los muertos no vuelven a vivir, entonces ¿qué gané con eso? Mejor hagamos lo que algunos dicen: «Comamos y bebamos, que mañana moriremos.»
¡No se dejen engañar! Bien dice el dicho, que «Las malas amistades echan a perder las buenas costumbres.» Piensen bien lo que hacen, y no sigan desobedeciendo a Dios. Algunos de ustedes deberían sentir vergüenza de no conocerlo.
Tal vez alguien me pregunte: ¿Y cómo volverán los muertos a la vida? ¿Qué clase de cuerpo tendrán? ¡Qué preguntas más tontas! Para que una planta crezca, primero tiene que morir la semilla que fue sembrada. Lo que se siembra es una simple semilla de trigo, o de alguna otra cosa, muy distinta de la planta que va a nacer. A cada semilla Dios le da el cuerpo que él quiere darle. No todos los cuerpos son iguales. Los seres humanos tenemos una clase de cuerpo, y los animales tienen otra clase. Lo mismo pasa con los pájaros y los peces. Hay también cuerpos que viven en el cielo, y cuerpos que viven en la tierra. La belleza de los cuerpos del cielo no es como la de los cuerpos de la tierra. El brillo del sol no es como el de la luna y las estrellas, y aun cada una de las estrellas tiene un brillo distinto.
Así pasará cuando los muertos vuelvan a la vida. Cuando alguien muere, se entierra su cuerpo, y ese cuerpo se vuelve feo y débil. Pero cuando esa persona vuelva a la vida, su cuerpo será hermoso y fuerte, y no volverá a morir. Se entierra el cuerpo físico, pero resucita un cuerpo espiritual. Así como hay cuerpos físicos, hay también cuerpos espirituales.
La Biblia dice que Dios hizo a Adán, y que Adán fue el primer hombre con vida. Pero Cristo, a quien podemos llamar el último Adán, es un espíritu que da vida.