Y es que Cristo no me mandó a bautizar, sino a anunciar la buena noticia. Y no me mandó a anunciarla con palabras elegantes. Si yo hago que la gente se fije más en mí que en Cristo, su muerte en la cruz no servirá de nada. Hay quienes piensan que hablar de la muerte de Cristo en la cruz es una tontería. Pero los que así piensan no se salvarán, pues viven haciendo el mal. Sin embargo, para los que sí van a salvarse, es decir, para nosotros, ese mensaje tiene el poder de Dios. En la Biblia Dios dice: «¡Dejaré confundidos a los que creen que saben mucho!» Dios ha demostrado que la gente de este mundo es tonta, pues cree saberlo todo. En realidad, no hay tal cosa como sabios, o expertos en la Biblia, o gente que cree tener todas las respuestas. Dios es tan sabio que no permitió que la gente de este mundo lo conociera mediante el conocimiento humano. En lugar de eso, decidió salvar a los que creyeran en el mensaje que anunciamos, aun cuando este mensaje parezca una tontería. Para creer en el mensaje que anunciamos, los judíos quieren ver milagros y los griegos quieren oír un mensaje que suene razonable e inteligente. Pero nosotros anunciamos que Jesús es el Mesías, ¡y que murió en la cruz! Para la mayoría de los judíos, esto es un insulto; y para los que no son judíos, es una tontería. En cambio, para los que fueron elegidos por Dios, sean judíos o no, Dios ha manifestado su poder y su sabiduría en la muerte del Mesías que él envió. Así que, lo que parece una tontería de Dios, es mucho más sabio que la sabiduría de este mundo. Podría pensarse que Dios es débil, pero en realidad es más fuerte que cualquiera.
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