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Marcos 11

11
La entrada triunfal
11:1-10Mt 21:1-9; Lc 19:29-38
11:7-10Jn 12:12-15
1Cuando se acercaban a Jerusalén y llegaron a Betfagué y a Betania, junto al monte de los Olivos, Jesús envió a dos de sus discípulos 2con este encargo: «Id a la aldea que tenéis enfrente. Tan pronto como entréis en ella, encontraréis atado un burrito, en el que nunca se ha montado nadie. Desatadlo y traedlo acá. 3Y, si alguien os dice: “¿Por qué hacéis eso?”, decidle: “El Señor lo necesita, y en seguida lo devolverá”».
4Fueron, encontraron un burrito afuera en la calle, atado a un portón, y lo desataron. 5Entonces algunos de los que estaban allí les preguntaron: «¿Qué hacéis desatando el burrito?» 6Ellos contestaron como Jesús les había dicho, y les dejaron desatarlo. 7Llevaron, pues, el burrito a Jesús. Luego pusieron encima sus mantos, y él se montó. 8Muchos tendieron sus mantos sobre el camino; otros usaron ramas que habían cortado en los campos. 9Tanto los que iban delante como los que iban detrás gritaban:
―¡Hosanna!#11:9 Expresión hebrea que significa «¡Salva!», y que llegó a ser una exclamación de alabanza; también en v. 10.
―¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!#11:9 Sal 118:25,26
10―¡Bendito el reino venidero de nuestro padre David!
―¡Hosanna en las alturas!
11Jesús entró en Jerusalén y fue al templo. Después de observarlo todo, como ya era tarde, salió para Betania con los doce.
Jesús purifica el templo
11:12-14Mt 21:18-22
11:15-18Mt 21:12-16; Lc 19:45-47; Jn 2:13-16
12Al día siguiente, cuando salían de Betania, Jesús tuvo hambre. 13Viendo a lo lejos una higuera que tenía hojas, fue a ver si hallaba algún fruto. Cuando llegó a ella solo encontró hojas, porque no era tiempo de higos. 14«¡Nadie vuelva jamás a comer fruto de ti!», le dijo a la higuera. Y lo oyeron sus discípulos.
15Llegaron, pues, a Jerusalén. Jesús entró en el templo#11:15 Es decir, en el área general del templo; también en v. 16. y comenzó a echar de allí a los que compraban y vendían. Volcó las mesas de los que cambiaban dinero y los puestos de los que vendían palomas, 16y no permitía que nadie atravesara el templo llevando mercancías. 17También les enseñaba con estas palabras: «¿No está escrito:
»“Mi casa será llamada
casa de oración para todas las naciones”?#11:17 Is 56:7
Pero vosotros la habéis convertido en “cueva de ladrones”».#11:17 Jer 7:11
18Los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley lo oyeron y comenzaron a buscar la manera de matarlo, pues le temían, ya que toda la gente se maravillaba de sus enseñanzas.
19Cuando cayó la tarde, salieron#11:19 salieron. Var. salió. de la ciudad.
La higuera seca
11:20-24Mt 21:19-22
20Por la mañana, al pasar junto a la higuera, vieron que se había secado de raíz. 21Pedro, acordándose, le dijo a Jesús:
―¡Rabí, mira, se ha secado la higuera que maldijiste!
22―Tened fe en Dios —respondió Jesús—. 23Os aseguro#11:22-23 Tened fe … Os aseguro. Var. Si tenéis fe … os aseguro. que, si alguno le dice a este monte: “Quítate de ahí y tírate al mar”, creyendo, sin albergar la menor duda de que lo que dice sucederá, lo obtendrá. 24Por eso os digo: Creed que ya habéis recibido todo lo que estéis pidiendo en oración, y lo obtendréis. 25Y cuando estéis orando, si tenéis algo contra alguien, perdonadlo, para que también vuestro Padre que está en el cielo os perdone a vosotros vuestros pecados.#11:25 pecados. Var. pecados. 26 Pero, si vosotros no perdonáis, tampoco vuestro Padre que está en el cielo os perdonará a vosotros vuestros pecados.
La autoridad de Jesús puesta en duda
11:27-33Mt 21:23-27; Lc 20:1-8
27Llegaron de nuevo a Jerusalén, y mientras Jesús andaba por el templo, se le acercaron los jefes de los sacerdotes, los maestros de la ley y los ancianos.
28―¿Con qué autoridad haces esto? —lo interrogaron—. ¿Quién te dio autoridad para actuar así?
29―Yo voy a haceros una pregunta a vosotros —replicó él—. Contestádmela, y os diré con qué autoridad hago esto: 30El bautismo de Juan, ¿procedía del cielo o de la tierra?#11:30 la tierra. Lit. los hombres; también en v. 32. Respondedme.
31Ellos se pusieron a discutir entre sí: «Si respondemos: “Del cielo”, nos dirá: “Entonces, ¿por qué no le creísteis?” 32Pero, si decimos: “De la tierra”…» Es que temían al pueblo, porque todos consideraban que Juan era realmente un profeta. 33Así que respondieron a Jesús:
―No lo sabemos.
―Pues yo tampoco os voy a decir con qué autoridad hago esto.

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