Pero aún volvieron a pecar contra él,
Rebelándose contra el Altísimo en el desierto;
Pues tentaron a Dios en su corazón,
Pidiendo comida a su gusto.
Y hablaron contra Dios,
Diciendo: ¿Podrá poner mesa en el desierto?
He aquí ha herido la peña, y brotaron aguas,
Y torrentes inundaron la tierra;
¿Podrá dar también pan?
¿Dispondrá carne para su pueblo?
Por tanto, oyó Jehová, y se indignó;
Se encendió el fuego contra Jacob,
Y el furor subió también contra Israel,
Por cuanto no habían creído a Dios,
Ni habían confiado en su salvación.
Sin embargo, mandó a las nubes de arriba,
Y abrió las puertas de los cielos,
E hizo llover sobre ellos maná para que comiesen,
Y les dio trigo de los cielos.
Pan de nobles comió el hombre;
Les envió comida hasta saciarles.
Movió el solano en el cielo,
Y trajo con su poder el viento sur,
E hizo llover sobre ellos carne como polvo,
Como arena del mar, aves que vuelan.
Las hizo caer en medio del campamento,
Alrededor de sus tiendas.
Comieron, y se saciaron;
Les cumplió, pues, su deseo.
No habían quitado de sí su anhelo,
Aún estaba la comida en su boca,
Cuando vino sobre ellos el furor de Dios,
E hizo morir a los más robustos de ellos,
Y derribó a los escogidos de Israel.