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Salmos 119:65-96

Salmos 119:65-96 RVR1960

Bien has hecho con tu siervo, Oh Jehová, conforme a tu palabra. Enséñame buen sentido y sabiduría, Porque tus mandamientos he creído. Antes que fuera yo humillado, descarriado andaba; Mas ahora guardo tu palabra. Bueno eres tú, y bienhechor; Enséñame tus estatutos. Contra mí forjaron mentira los soberbios, Mas yo guardaré de todo corazón tus mandamientos. Se engrosó el corazón de ellos como sebo, Mas yo en tu ley me he regocijado. Bueno me es haber sido humillado, Para que aprenda tus estatutos. Mejor me es la ley de tu boca Que millares de oro y plata. Tus manos me hicieron y me formaron; Hazme entender, y aprenderé tus mandamientos. Los que te temen me verán, y se alegrarán, Porque en tu palabra he esperado. Conozco, oh Jehová, que tus juicios son justos, Y que conforme a tu fidelidad me afligiste. Sea ahora tu misericordia para consolarme, Conforme a lo que has dicho a tu siervo. Vengan a mí tus misericordias, para que viva, Porque tu ley es mi delicia. Sean avergonzados los soberbios, porque sin causa me han calumniado; Pero yo meditaré en tus mandamientos. Vuélvanse a mí los que te temen Y conocen tus testimonios. Sea mi corazón íntegro en tus estatutos, Para que no sea yo avergonzado. Desfallece mi alma por tu salvación, Mas espero en tu palabra. Desfallecieron mis ojos por tu palabra, Diciendo: ¿Cuándo me consolarás? Porque estoy como el odre al humo; Pero no he olvidado tus estatutos. ¿Cuántos son los días de tu siervo? ¿Cuándo harás juicio contra los que me persiguen? Los soberbios me han cavado hoyos; Mas no proceden según tu ley. Todos tus mandamientos son verdad; Sin causa me persiguen; ayúdame. Casi me han echado por tierra, Pero no he dejado tus mandamientos. Vivifícame conforme a tu misericordia, Y guardaré los testimonios de tu boca. Para siempre, oh Jehová, Permanece tu palabra en los cielos. De generación en generación es tu fidelidad; Tú afirmaste la tierra, y subsiste. Por tu ordenación subsisten todas las cosas hasta hoy, Pues todas ellas te sirven. Si tu ley no hubiese sido mi delicia, Ya en mi aflicción hubiera perecido. Nunca jamás me olvidaré de tus mandamientos, Porque con ellos me has vivificado. Tuyo soy yo, sálvame, Porque he buscado tus mandamientos. Los impíos me han aguardado para destruirme; Mas yo consideraré tus testimonios. A toda perfección he visto fin; Amplio sobremanera es tu mandamiento.

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