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Salmos 66:1-20

Salmos 66:1-20 RVC

Ustedes, habitantes de toda la tierra, ¡aclamen a Dios con alegría! ¡Canten salmos a la gloria de su nombre! ¡Cántenle gloriosas alabanzas! Digan a Dios: «¡Tus obras son asombrosas! ¡Con tu gran poder sometes a tus enemigos!» ¡Toda la tierra te rinde adoración y canta salmos a tu nombre! Vengan a ver las obras de Dios, sus hechos sorprendentes en favor de los hombres. Convirtió el mar en terreno seco, y ellos cruzaron el río por su propio pie. ¡Alegrémonos por lo que hizo allí! Por su poder, él nos gobierna para siempre; sus ojos vigilan atentamente a las naciones; por eso los rebeldes no lograrán levantarse. Pueblos todos: ¡bendigan a nuestro Dios! ¡Hagan resonar la voz de su alabanza! Tú, Señor, nos has preservado la vida, y no has dejado que resbalen nuestros pies. Tú, Dios nuestro, nos has puesto a prueba; nos has refinado como se refina la plata. Pero nos dejaste caer en la trampa; ¡impusiste sobre nosotros una pesada carga! Caballos y jinetes han pasado sobre nosotros; hemos pasado por el fuego y por el agua, pero al final nos has llevado a la abundancia. Entraré en tu templo con holocaustos, y allí te cumpliré mis promesas, las promesas que, en mi angustia, pronuncié con mis propios labios. Te ofreceré holocaustos de los mejores animales, te ofreceré sahumerio de carneros y sacrificios de bueyes y machos cabríos. Ustedes todos, los que temen a Dios, vengan y escuchen lo que él ha hecho conmigo. Con mis labios le pedí ayuda; con mi lengua exalté su nombre. Si mi corazón se hubiera fijado en la maldad, el Señor no me habría escuchado. Pero lo cierto es que Dios me escuchó y atendió a la voz de mi súplica. ¡Bendito sea Dios, que no rechazó mi oración ni me escatimó su misericordia!