Me ha cercado una banda de malvados; ¡me tienen rodeado, como perros! ¡Han taladrado mis manos y mis pies! Puedo contarme todos los huesos, mientras ellos se regodean al verme. Echan a la suerte mis vestidos y se los reparten por sorteo. Pero tú, Señor, ¡no te alejes! Tú eres mi fuerza, ¡ven pronto en mi ayuda! ¡Rescata de la espada y de esos perros la única vida que tengo! ¡Sálvame de las fauces de esos leones! ¡Líbrame de los cuernos de esos búfalos! Anunciaré tu nombre a mis hermanos; te alabaré en medio de la comunidad. Ustedes, los que temen al Señor, ¡alábenlo! Descendientes de Jacob, ¡denle gloria! Hijos todos de Israel, ¡adórenlo! El Señor no rechaza al afligido, no desprecia a los que sufren, ni esconde de ellos su rostro; cuando a él claman, les responde. Yo lo alabaré en medio de la comunidad, y ante los que le temen cumpliré mis promesas. Los pobres comerán, y quedarán satisfechos; los que buscan al Señor lo alabarán, y tendrán una larga vida. Todos los rincones de la tierra invocarán al Señor, y a él se volverán; ¡ante él se inclinarán todas las naciones! El reinado es del Señor, y él gobierna a todas las naciones. Todos los poderosos de la tierra lo adorarán; todos los mortales le rendirán pleitesía, todos los que no tienen vida propia. Las generaciones futuras le servirán, y hablarán del Señor a la generación venidera. Se dirá a los que aún no han nacido que el Señor es justo en todo lo que hace.
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