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Salmos 105:16-36

Salmos 105:16-36 RVC

Dios hizo que hubiera hambre en la tierra, y el trigo para el pan quedó destruido. Pero antes envió a uno de sus hombres; envió a José, que fue vendido como esclavo. Los egipcios le pusieron grilletes en los pies, y lo arrojaron tras los hierros de la cárcel. Pero finalmente se cumplieron sus dichos, aunque la palabra de Dios lo puso a prueba. El rey ordenó que le abrieran la cárcel; el señor que gobierna los pueblos lo liberó. Lo nombró señor de su casa y lo puso a cargo de sus posesiones. Le dio poder para frenar a los grandes, y sabiduría para enseñar a los sabios. Fue así como Israel llegó a Egipto, como Jacob llegó a vivir en la tierra de Cam. Pero el pueblo aumentó en número y se hizo más fuerte que los egipcios. El corazón de los egipcios se llenó de odio, y decidieron hacerle mal a su pueblo. Pero Dios envió a su siervo Moisés, lo mismo que a Aarón, su escogido. Dios les dio el poder de hacer señales, y de realizar prodigios en la tierra de Cam. Dejó caer sobre Egipto densa oscuridad, pero los egipcios no acataron su palabra. Convirtió las aguas en sangre, y todos los peces murieron. Vinieron entonces muchísimas ranas, que infestaron las cámaras reales. Dios habló, y vinieron enjambres de moscas, y las casas se inundaron de piojos. Dios dejó caer granizo como lluvia, y rayos de fuego rasgaron la tierra. Destrozó los viñedos, secó las higueras, y desgajó los árboles de su país. Dios habló otra vez, y vinieron langostas, y como plaga llegó el pulgón, y se comió la hierba del país y acabó con los frutos de su tierra. Hirió de muerte a todos sus primogénitos, a las primicias de su fuerza varonil.

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