El Señor habló con Moisés, y le dijo:
«Habla con los hijos de Israel, y diles que a partir del día quince del mes séptimo, y durante los siete días siguientes, celebrarán la fiesta solemne de las enramadas en honor del Señor.
El primer día habrá una convocación santa, y no deben hacer ningún trabajo de esclavos.
Durante siete días me presentarán una ofrenda encendida, y el octavo día celebrarán una convocación santa, en la que me presentarán una ofrenda encendida. Se trata de una fiesta, así que no harán ningún trabajo de esclavos.
»Estas son mis fiestas solemnes. Para celebrarlas, convocarán a reuniones santas y, en el momento debido, me presentarán ofrendas encendidas, holocaustos, ofrendas, sacrificios y libaciones,
además de los donativos, votos y todas las ofrendas voluntarias que ustedes acostumbran presentarme los días de reposo.
»A los quince días del mes séptimo, cuando hayan recogido ya sus cosechas, durante toda la semana harán una fiesta en mi honor. Tanto el primer día como el octavo serán días de reposo.
El primer día tomarán ramas con frutos de los mejores árboles, es decir, ramas de palmeras, de árboles frondosos, y de sauces de los arroyos, y durante siete días harán fiesta en mi presencia.
Esta fiesta de siete días en mi honor la deben celebrar cada año. Es un estatuto perpetuo para todos sus descendientes, y la celebrarán en el mes séptimo.
Durante siete días todos ustedes, los que hayan nacido en Israel, vivirán en tabernáculos.
Así sabrán los descendientes de ustedes que, cuando yo saqué de Egipto a los hijos de Israel, los hice habitar en enramadas. Yo soy el Señor su Dios.»
Así habló Moisés con los hijos de Israel acerca de las fiestas solemnes del Señor.