El territorio que, de acuerdo al número de sus familias, le tocó a la tribu de los hijos de Judá llegaba hasta la frontera con Edom, y como extremo meridional tenía el desierto de Zin al sur.
Su frontera sur partía de la costa del Mar Salado, seguía por la bahía que mira hacia el sur,
y continuaba hacia la cuesta de Acrabín; seguía hasta Zin, para continuar subiendo al sur hasta Cadés Barnea; al pasar por Jesrón subía por Adar y daba la vuelta a Carca;
de allí pasaba a Asmón, salía al arroyo de Egipto y terminaba en el mar. Esta era su frontera sur.
Su frontera oriental era el Mar Salado, hasta la desembocadura del Jordán. Su frontera norte iba desde la bahía del mar, donde desemboca el Jordán,
subía por Bet Joglá y pasaba al norte de Bet Arabá; de aquí subía a la roca de Boán Ben Rubén;
subía luego a Debir desde el valle de Acor, y al norte miraba sobre Gilgal, que está frente a la subida de Adumín, al sur del arroyo, y pasaba hasta los manantiales de Ensemes, para salir a la fuente de Roguel.
Esta frontera sube por el valle de Ben Jinón por el costado sur de los jebuseos, que es Jerusalén; sube luego por la cumbre del monte que por el lado norte queda frente al valle de Jinón hacia el occidente, al final del valle de Refayin.
Esta frontera da un rodeo desde la cumbre del monte hasta donde nace el manantial de Neftoa, y sale a las ciudades del monte de Efrón, rodea a Baalá, que es Quiriat Yearín,
y luego gira desde Baalá hacia el occidente, al monte de Seír, pasando a un costado del monte de Yearín, en dirección norte, que es Quesalón; de allí baja a Bet Semes y pasa a Timna;
sigue luego hacia el norte por un costado de Ecrón, rodea a Sicrón, y pasa por el monte de Baalá para salir a Jabnel y terminar en el mar.
La frontera occidental es el Mar Mediterráneo. Estas eran las fronteras del territorio de los hijos de Judá, en todo su contorno, conforme al número de sus familias.