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San Juan 5:1-23

San Juan 5:1-23 RVC

Después de estas cosas había una fiesta de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén. En Jerusalén, cerca de la Puerta de las Ovejas, hay un estanque, llamado en hebreo Betesda, el cual tiene cinco pórticos. En ellos yacían muchos enfermos, ciegos, cojos y paralíticos [que esperaban el movimiento del agua, porque un ángel descendía al estanque de vez en cuando, y agitaba el agua; y el primero que descendía al estanque después del movimiento del agua, quedaba sano de cualquier enfermedad que tuviera.] Allí había un hombre que hacía treinta y ocho años que estaba enfermo. Cuando Jesús lo vio acostado, y se enteró de que llevaba ya mucho tiempo así, le dijo: «¿Quieres ser sano?» El enfermo le respondió: «Señor, no tengo a nadie que me meta en el estanque cuando el agua se agita; y en lo que llego, otro baja antes que yo.» Jesús le dijo: «Levántate, toma tu lecho, y vete.» Y al instante aquel hombre fue sanado, y tomó su lecho y se fue. Pero aquel día era día de reposo, así que los judíos le dijeron a aquel que había sido sanado: «Hoy es día de reposo; no te está permitido llevar tu lecho.» Pero él les respondió: «El mismo que me sanó fue el que me dijo: “Toma tu lecho y anda”.» Entonces le preguntaron: «¿Y quién fue el que te dijo: “Toma tu lecho y anda”?» Pero el que había sido sanado no sabía quién lo había sanado, pues Jesús se había apartado de la gente que estaba en aquel lugar. Después Jesús lo encontró en el templo, y le dijo: «Como puedes ver, has sido sanado; así que no peques más, para que no te sobrevenga algo peor.» Aquel hombre se fue, y les hizo saber a los judíos que el que lo había sanado era Jesús, y por eso los judíos lo perseguían y procuraban matarlo, porque hacía esto en el día de reposo. Pero Jesús les respondió: «Hasta ahora mi Padre trabaja, y yo también trabajo.» Por esto los judíos con más ganas procuraban matarlo, porque no solo quebrantaba el día de reposo sino que, además, decía que Dios mismo era su Padre, con lo cual se hacía igual a Dios. Entonces Jesús les dijo: «De cierto, de cierto les digo: El Hijo no puede hacer nada por sí mismo, sino lo que ve que el Padre hace; porque todo lo que el Padre hace, eso mismo lo hace el Hijo. Y es que el Padre ama al Hijo, y le muestra todo lo que él hace; y mayores obras que estas le mostrará, para el asombro de ustedes. Porque así como el Padre levanta a los muertos, y les da vida, así también el Hijo da vida a los que él quiere. Pues el Padre no juzga a nadie, sino que todo el juicio se lo ha dado al Hijo, para que todos honren al Hijo tal y como honran al Padre. El que no honra al Hijo, no honra al Padre que lo envió.