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Jeremías 31:23-40

Jeremías 31:23-40 RVC

Así ha dicho el Señor de los ejércitos y Dios de Israel: «Cuando yo haga volver a los cautivos, en la tierra de Judá y en sus ciudades volverán a decirse estas palabras: “¡Que el Señor te bendiga, monte santo, mansión de justicia!” Y Judá volverá a vivir allí, y en todas sus ciudades, y habrá allí labradores y pastores con sus rebaños. Yo satisfaré el hambre y la sed de la gente triste y fatigada.» De pronto desperté, abrí los ojos, ¡y me encantó lo que había soñado! «Vienen días en que llenaré la casa de Israel y la casa de Judá con multitudes de hombres y de animales. —Palabra del Señor. »Y así como me ocupé de ellos para arrancar y destruir, y arruinar, derribar y afligir, también me ocuparé de ellos para construir y plantar. —Palabra del Señor. »En esos días no volverá a decirse: “Los padres comieron las uvas agrias, y los dientes de los hijos tienen la dentera”, sino que cada cual morirá por su propia maldad. La dentera la tendrán los dientes de todo el que coma las uvas agrias. »Vienen días en que haré un nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá. —Palabra del Señor. »No será un pacto como el que hice con sus padres cuando los tomé de la mano y los saqué de la tierra de Egipto. Porque yo fui para ellos como un marido, pero ellos quebrantaron mi pacto. —Palabra del Señor. »Cuando hayan pasado esos días, el pacto que haré con la casa de Israel será el siguiente: Pondré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón. Y yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. —Palabra del Señor. »Nadie volverá a enseñar a su prójimo ni a su hermano, ni le dirá: “Conoce al Señor”, porque todos ellos, desde el más pequeño hasta el más grande, me conocerán. Y yo perdonaré su maldad, y no volveré a acordarme de su pecado.» —Palabra del Señor. Así ha dicho el Señor, cuyo nombre es el Señor de los ejércitos; el que ha puesto al sol la ley de alumbrar durante el día, y a la luna y las estrellas la ley de alumbrar de noche; el que agita el mar y hace que rujan sus olas: «Mientras estas leyes sigan vigentes, Israel y sus descendientes serán también ante mí una nación para siempre.» —Palabra del Señor. Así ha dicho el Señor: «Yo desecharé a todos los descendientes de Israel por todo lo que hicieron, solo cuando los altos cielos puedan medirse, y cuando los fundamentos inferiores de la tierra puedan explorarse. —Palabra del Señor. »Vienen días en que la ciudad será reconstruida en mi honor, desde la torre de Jananel hasta la puerta angular. —Palabra del Señor. »Los linderos de la ciudad se extenderán en dirección a la colina de Gareb, y rodearán a Goa. Y todo el valle donde se entierra a los muertos y se tira la ceniza, y todas las llanuras hacia el oriente, hasta el arroyo de Cedrón y hasta la esquina de la Puerta de los Caballos, estarán consagrados a mí, y nunca más Jerusalén volverá a ser arrancada ni destruida.»