»Ata el testimonio; ponle un sello a mi enseñanza entre mis discípulos.» Yo esperaré al Señor, que escondió su rostro de la casa de Jacob. En él confiaré. Aquí estoy yo, con los hijos que el Señor me ha dado. Somos en Israel señales portentosas de parte del Señor de los ejércitos, que habita en el monte Sión. Si alguien les dice: «Consulten a los encantadores y a los adivinos, a los que hablan con susurros», ustedes respondan: «¿Acaso no es a su Dios a quien el pueblo debe consultar? ¿Acaso tiene que consultar a los muertos acerca de los vivos?» ¡A la enseñanza y al testimonio! Si sus palabras no corresponden a esto, es porque no les ha amanecido. Y pasarán por la tierra fatigados y hambrientos. Y cuando tengan hambre, se enojarán y, de cara al cielo, maldecirán a su rey y a su Dios. Y cuando miren a la tierra, solo verán tribulación y tinieblas, oscuridad y angustia; ¡y en las tinieblas se hundirán!
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