Y Moisés les dijo:
«Nadie debe dejar nada para mañana.»
Pero ellos no lo obedecieron, sino que algunos dejaron algo para el día siguiente, y eso crio gusanos y se apestó. Por eso Moisés se enojó contra ellos.
Los israelitas lo recogían cada mañana, cada uno según lo que habría de comer, porque con el calor del sol se derretía.
Pero el sexto día recogieron cuatro litros por persona, es decir, una doble ración de comida, así que todos los príncipes de la congregación fueron a decirle esto a Moisés.
Y él les dijo:
«Esto es lo que ha dicho el Señor. Mañana es el santo día de reposo, el reposo consagrado al Señor. Cuezan hoy lo que tengan que cocer, y cocinen hoy lo que tengan que cocinar. Todo lo que les sobre, guárdenlo para mañana.»
En obediencia a lo que Moisés había ordenado, ellos lo guardaron hasta el día siguiente, y no se agusanó ni se apestó.
Entonces dijo Moisés:
«Cómanlo hoy, porque hoy no lo hallarán en el campo. Hoy es día de reposo en honor al Señor.
Lo recogerán durante seis días, pero el séptimo día no lo hallarán porque es día de reposo.»
Como algunos del pueblo salieron a recogerlo en el día séptimo, y no lo hallaron,
el Señor le dijo a Moisés:
«¿Hasta cuándo se negarán a obedecer mis mandamientos y mis leyes?
Dense cuenta de que yo, el Señor, les he dado el día de reposo. Por eso el sexto día les doy pan para dos días. Así que el séptimo día todos deben quedarse en su lugar, y no salir de allí.»
Así el pueblo reposó el séptimo día.
A esto el pueblo de Israel lo llamó «maná». Era blanco, parecido a la semilla de culantro, y su sabor era como el de las hojuelas con miel.
Y Moisés dijo:
«El Señor ordena lo siguiente: “Llenen con esto una medida de dos litros, y guárdenlo para que los descendientes de ustedes vean el pan que yo les di a comer en el desierto, cuando los saqué de Egipto.”»
Además, Moisés le dijo a Aarón:
«Toma una vasija, y pon en ella dos litros de maná. Ponla luego delante del Señor, y ordena que se guarde para los descendientes de ustedes.»
Y Aarón puso el maná delante del Testimonio, para guardarlo como el Señor se lo había ordenado a Moisés.
Y los hijos de Israel comieron maná durante cuarenta años, hasta que llegaron a tierra habitada. Comieron maná hasta que llegaron a los límites de la tierra de Canaán.
La medida de dos litros es la décima parte de un efa.