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1 Reyes 22:15-28

1 Reyes 22:15-28 RVC

Cuando Micaías se presentó ante el rey, este le preguntó: «Dime, Micaías; ¿debemos ir y atacar a Ramot de Galaad, o la dejaremos en paz?» Y Micaías le respondió: «Ve y atácala, que saldrás victorioso. El Señor te la va a entregar.» Pero el rey le dijo: «¿Cuántas veces tengo que decirte, en el nombre del Señor, que me digas solo la verdad?» Entonces Micaías dijo: «Tuve una visión, y en ella vi al pueblo de Israel disperso por los montes, como ovejas sin pastor. Entonces el Señor dijo: “Esta gente no tiene quién la guíe. Es mejor que todos se regresen a su casa en paz.”» El rey de Israel se volvió a Josafat, y le dijo: «¿No te lo había dicho ya? Micaías nunca me anuncia nada bueno. Solo me anuncia calamidades.» Pero Micaías replicó: «¡Ahora vas a oír la palabra del Señor! Yo vi al Señor en su trono, rodeado de todos los ejércitos del cielo. Y el Señor preguntó: “¿Quién incitará a Ajab para que ataque a Ramot de Galaad y sea derrotado?” Las opiniones estaban divididas. Pero un espíritu se presentó ante el Señor y dijo que él lo incitaría. Cuando el Señor le preguntó cómo lo haría, el espíritu dijo: “Voy a mezclarme entre los profetas, y los haré decir mentiras.” Entonces el Señor le dijo: “Pues ve y hazlo pronto. Indúcelos a que hagan lo que dices.” Así que el Señor ha puesto en labios de tus profetas un espíritu que los hace decir mentiras. Y el Señor ha determinado que te sobrevenga la calamidad.» En ese momento el profeta Sedequías hijo de Quenaná se acercó a Micaías y le dio una bofetada, al tiempo que le decía: «¿En qué momento el espíritu del Señor me abandonó, para hablarte a ti?» Micaías le respondió: «Lo sabrás cuando andes huyendo y escondiéndote de casa en casa.» Entonces el rey de Israel dijo: «Tomen preso a Micaías, y llévenlo ante Amón, el gobernador de la ciudad, y ante Joás, mi hijo. Díganles que yo, el rey de Israel, he dicho: “Metan a la cárcel a este hombre. En vez de pan y agua, manténganlo angustiado y afligido hasta que yo regrese en paz.”» Pero al instante Micaías añadió: «Si acaso regresas en paz, entonces el Señor no ha hablado por medio de mí. ¡Escúchenlo bien, pueblos todos!»