Ustedes han sido comprados por un precio; por lo tanto, no se hagan esclavos de los hombres.
Hermanos, cada uno de ustedes debe permanecer ante Dios en la condición en que estaba cuando él lo llamó.
En cuanto a los solteros y las solteras, no tengo un mandamiento del Señor; simplemente doy mi opinión como alguien que, por la misericordia del Señor, es digno de confianza.
Ante la situación apremiante, soy del parecer de que es mejor que cada uno se quede como está.
¿Estás casado? No trates de separarte. ¿Eres soltero? No busques casarte.
Aunque, si te casas, no pecas; y si alguna joven soltera se casa, tampoco peca. Sin embargo, los que se casan tendrán que enfrentar sufrimientos, y yo quisiera evitárselos.
Pero quiero decirles, hermanos, que el tiempo se acorta; por lo tanto, el que tiene esposa debe vivir como si no la tuviera;
el que llora, como si no llorara; el que se alegra, como si no se alegrara; el que compra, como si no tuviera nada;
y el que disfruta de este mundo, como si no lo disfrutara; porque el mundo que conocemos está por desaparecer.
Yo quisiera verlos libres de preocupaciones. El soltero se preocupa de servir al Señor, y de cómo agradarlo.
Pero el casado se preocupa de las cosas del mundo, y de cómo agradar a su esposa.
También hay diferencia entre la mujer casada y la joven soltera. La joven soltera se preocupa de servir al Señor y de ser santa, tanto en cuerpo como en espíritu. Pero la mujer casada se preocupa de las cosas del mundo, y de cómo agradar a su esposo.
Esto lo digo para el provecho de ustedes; no para ponerles trabas sino para que vivan en honestidad y decencia, y para que se acerquen al Señor sin ningún impedimento.
Pero si alguno piensa que es impropio que su hija continúe siendo soltera después de cierta edad, que haga lo que quiera. Con eso no peca. Que se case.
El que está plenamente convencido, y no se siente obligado y es dueño de su propia voluntad, y decide que su hija no se case, hace bien.
De manera que quien permite que su hija se case, hace bien; y quien prefiere que no se case, hace mejor.
De acuerdo con la ley, la mujer casada está ligada a su esposo mientras este vive; pero si su esposo muere, queda en libertad de casarse con quien quiera, con tal de que sea en el Señor.
Pero, en mi opinión, ella sería más dichosa si se quedara como está; y creo que yo también tengo el Espíritu de Dios.