Yo practico la justicia y el derecho; no me dejes en manos de mis opresores. Garantiza el bienestar de tu siervo; que no me opriman los insolentes. Mis ojos se consumen esperando tu salvación, esperando que se cumpla tu promesa de justicia. Trata a tu siervo conforme a tu gran amor; enséñame tus estatutos. Tu siervo soy: dame entendimiento y llegaré a conocer tus mandatos. SEÑOR, ya es tiempo de que actúes, pues tu Ley está siendo quebrantada. Por eso yo amo tus mandamientos más que el oro, sí, más que el oro puro. Por eso considero rectos todos tus preceptos y aborrezco toda senda falsa.
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