Oh Dios, a quien alabo, no guardes silencio. Pues gente malvada y mentirosa ha declarado en mi contra y con lengua engañosa me difaman; con expresiones de odio me rodean y sin razón alguna me atacan. Mi amor me lo pagan con calumnias, mientras yo permanezco en oración. Mi bondad la pagan con maldad; me dan odio a cambio de mi amor. Pon en su contra a un malvado; que a su derecha esté su acusador. Que resulte culpable al ser juzgado y que su oración sea considerada pecado. Que se acorten sus días y que otro se haga cargo de su oficio. Que se queden huérfanos sus hijos y se quede viuda su esposa. Que anden sus hijos vagando y mendigando; que anden rebuscando entre las ruinas. Que un acreedor se apodere de todos sus bienes; que gente extraña saquee sus posesiones. Que nadie le extienda su bondad; que nadie se compadezca de sus huérfanos. Que sea exterminada su descendencia; que desaparezca su nombre en la próxima generación. Que recuerde el SEÑOR la iniquidad de sus antepasados y no se olvide del pecado de su madre. Que el SEÑOR los tenga siempre presentes y que borre de la tierra su memoria. Por cuanto se olvidó de hacer el bien y persiguió hasta la muerte al pobre, al necesitado y al descorazonado; ya que le encantaba maldecir: ¡que caiga sobre él la maldición! Por cuanto no se complacía en bendecir: ¡que se aleje de él la bendición! Por cuanto se cubrió de maldición como quien se pone un vestido, ¡que esta se filtre en su cuerpo como el agua!, ¡que penetre en sus huesos como el aceite! ¡Que lo envuelva como un manto! ¡Que lo apriete en todo tiempo como un cinto! ¡Que así les pague el SEÑOR a mis acusadores, a los que me calumnian!
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