Llegó el día en que los hijos de Dios debían presentarse ante el SEÑOR y con ellos llegó también Satanás. Y el SEÑOR preguntó: —¿De dónde vienes? —Vengo de rondar la tierra y de recorrerla de un extremo a otro —respondió Satanás. —¿Te has puesto a pensar en mi siervo Job? —volvió a preguntarle el SEÑOR—. No hay en la tierra nadie como él; es un hombre íntegro e intachable, que me honra y vive apartado del mal. Satanás respondió: —¿Y acaso Job te honra sin esperar nada a cambio? ¿Acaso no están bajo tu protección él y su familia y todas sus posesiones? De tal modo has bendecido la obra de sus manos que sus rebaños y ganados llenan toda la tierra. Pero extiende la mano y daña todo lo que posee, ¡a ver si no te maldice en tu propia cara! —Muy bien —contestó el SEÑOR—. Todas sus posesiones están en tus manos, con la condición de que a él no le pongas la mano encima. Dicho esto, Satanás se retiró de la presencia del SEÑOR.
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3 dias
¡La vida pasa! Sin embargo, en ocasiones -después de que sucede- nos deja perplejos, con la visión borrosa. La vida tiene una forma de reajustar nuestro enfoque. Y muchas veces, ese reajuste y realineación se produce a través de eventos desafortunados. Es mi oración que no perdamos nuestra identidad y propósito cuando la vida golpee fuerte. Espero que a través de sus altibajos, Dios proveerá "Claridad En Eventos Desafortunados".
3 Dias
Cuando le fallamos a Dios es difícil creer que Él va seguir otorgándonos Su perdón, en nuestra mente y corazón empieza a pesar más la culpa que la bondad de Dios y olvidamos como realmente es Su Corazón. Este devocional te ayudará a combatir esos pensamientos que buscan alejarte de Jesús y te reconciliará con el perdón de tu Padre celestial.
Si estás pasando por un momento de incertidumbre, preocupación o falta de confianza en la fidelidad de Dios, este plan es para ti. Tres días de reflexiones con bases bíblicas a cerca de la provisión del Señor para nuestras vidas.
4 dias
A veces sentimos hundirnos y al momento de gritar ¡Auxilio! ¡Ayúdenme! ¡Me estoy ahogando! Nos dejan solos. Dios mismo permite que ocurra así para que aprendamos a levantarnos en la fuerza que sólo hallamos en su Espíritu a través del ejemplo que Jesús nos modeló. Podemos sentirnos rendidos, sin fuerzas, agotados, débiles; no necesariamente por consecuecia de haber pecado, sino porque la tribulación innegablemente hace parte de la vida cristiana.
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