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Génesis 27:30-46

Génesis 27:30-46 NVI

No bien había terminado Isaac de bendecir a Jacob y este de salir de la presencia de su padre, cuando Esaú volvió de cazar. También él preparó un guiso, se lo llevó a su padre y le dijo: —Levántate, padre mío, y come de lo que ha cazado tu hijo. Luego podrás darme tu bendición. Pero Isaac lo interrumpió: —¿Quién eres tú? —Soy Esaú, tu hijo primogénito —respondió. Isaac comenzó a temblar y muy sobresaltado dijo: —¿Quién fue el que ya me trajo lo que había cazado? Poco antes de que llegaras, yo me lo comí todo. ¡Ya le di mi bendición y no puedo quitársela! Al escuchar Esaú las palabras de su padre, lanzó un grito aterrador y, lleno de amargura, le dijo: —¡Padre mío, te ruego que también a mí me bendigas! Pero Isaac respondió: —Tu hermano vino y me engañó y se llevó la bendición que a ti te correspondía. —¡Con toda razón le pusieron Jacob! —respondió Esaú—. Ya van dos veces que me engaña: primero me quita mis derechos de primogénito y ahora se lleva mi bendición. ¿No te queda ninguna bendición para mí? Isaac respondió: —Ya lo he puesto por señor tuyo: todos sus hermanos serán siervos suyos; lo he sustentado con trigo y con vino. ¿Qué puedo hacer ahora por ti, hijo mío? Pero Esaú insistió: —¿Acaso tienes una sola bendición, padre mío? ¡Bendíceme también a mí! Y se echó a llorar. Entonces su padre dijo: «Vivirás lejos de las riquezas de la tierra, lejos del rocío que cae del cielo. Gracias a tu espada, vivirás y servirás a tu hermano. Pero, cuando te impacientes, te librarás de su yugo». A partir de ese momento, Esaú guardó un profundo rencor hacia su hermano por causa de la bendición que le había dado su padre y pensaba: «Ya falta poco para que hagamos duelo por mi padre; después de eso, mataré a mi hermano Jacob». Cuando Rebeca se enteró de lo que planeaba Esaú, mandó llamar a Jacob y le dijo: —Mira, tu hermano Esaú está planeando matarte para vengarse de ti. Por eso, hijo mío, obedéceme: Prepárate y huye enseguida a Jarán, a la casa de mi hermano Labán, y quédate con él por unos días, hasta que se calme el enojo de tu hermano. Cuando ya se haya tranquilizado y olvide lo que le has hecho, yo enviaré a buscarte. ¿Por qué voy a perder a mis dos hijos en un solo día? Luego Rebeca dijo a Isaac: —Estas mujeres hititas me tienen cansada. Me han quitado las ganas de vivir. Si Jacob se llega a casar con una de las hititas que viven en este país, ¡más me valdría morir!

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