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Esdras 3:8-13

Esdras 3:8-13 NVI

Zorobabel, hijo de Salatiel, y Jesúa, hijo de Josadac, junto con el resto de sus parientes, que eran sacerdotes, y con los levitas y con todos los que habían regresado del cautiverio, comenzaron la reconstrucción del templo de Dios en el mes segundo del segundo año de haber llegado a Jerusalén. A los levitas mayores de veinte años les encomendaron la tarea de supervisar las obras del templo del SEÑOR. Entonces Jesúa, junto con sus hijos y hermanos, también Cadmiel y sus hijos, que eran descendientes de Hodavías, y los descendientes de Henadad, y sus hijos y hermanos, que eran levitas, se unieron para supervisar a los obreros que trabajaban en el templo de Dios. Cuando los constructores echaron los cimientos del templo del SEÑOR, llegaron los sacerdotes con sus vestimentas sagradas y sus trompetas, junto con los levitas descendientes de Asaf con sus címbalos, para alabar al SEÑOR, según lo establecido por David, rey de Israel. Todos daban gracias al SEÑOR y a una le cantaban esta alabanza: «Él es bueno; su gran amor por Israel perdura para siempre». Y todo el pueblo alabó con grandes aclamaciones al SEÑOR, porque se habían echado los cimientos del templo. Muchos de los sacerdotes, levitas y jefes de familia, que eran ya ancianos y habían conocido el primer templo, prorrumpieron en llanto cuando vieron los cimientos del nuevo templo, mientras muchos otros gritaban de alegría. Y no se podía distinguir entre los gritos de alegría y las voces de llanto, pues la gente gritaba a voz en cuello y el ruido se escuchaba desde muy lejos.