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Eclesiastés 4:4-8

Eclesiastés 4:4-8 NVI

Vi, además, que tanto el afán como el éxito en la vida despiertan envidias. Y también esto es vanidad; ¡es correr tras el viento! El necio se cruza de brazos y se devora a sí mismo. Mejor un puñado de tranquilidad que dos de fatiga y de correr tras el viento. Me fijé entonces en otra vanidad bajo el sol: Vi a un hombre solitario, sin hijos ni hermanos. Nunca dejaba de afanarse; ¡jamás le parecían demasiadas sus riquezas! «¿Para quién trabajo tanto», se preguntó, «y me abstengo de las cosas buenas?». ¡También esto es vanidad y una penosa tarea!