Espero en silencio delante de Dios, porque de él proviene mi victoria. Solo él es mi roca y mi salvación, mi fortaleza donde jamás seré sacudido. ¡Cuántos enemigos contra un solo hombre! Todos tratan de matarme. Para ellos no soy más que una pared derribada o una valla inestable. Piensan derrocarme de mi alta posición. Se deleitan en decir mentiras sobre mí. Cuando están frente a mí, me elogian, pero en su corazón me maldicen. Interludio Que todo mi ser espere en silencio delante de Dios, porque en él está mi esperanza. Solo él es mi roca y mi salvación, mi fortaleza donde no seré sacudido. Mi victoria y mi honor provienen solamente de Dios; él es mi refugio, una roca donde ningún enemigo puede alcanzarme. Oh pueblo mío, confía en Dios en todo momento; dile lo que hay en tu corazón, porque él es nuestro refugio. Interludio La gente común no vale más que una bocanada de viento, y los poderosos no son lo que parecen ser; si se les pesa juntos en una balanza, ambos son más livianos que un soplo de aire.
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