No te inquietes a causa de los malvados
ni tengas envidia de los que hacen lo malo.
Pues como la hierba, pronto se desvanecen;
como las flores de primavera, pronto se marchitan.
Confía en el SEÑOR y haz el bien;
entonces vivirás seguro en la tierra y prosperarás.
Deléitate en el SEÑOR,
y él te concederá los deseos de tu corazón.
Entrega al SEÑOR todo lo que haces;
confía en él, y él te ayudará.
Él hará resplandecer tu inocencia como el amanecer,
y la justicia de tu causa brillará como el sol de mediodía.
Quédate quieto en la presencia del SEÑOR,
y espera con paciencia a que él actúe.
No te inquietes por la gente mala que prospera,
ni te preocupes por sus perversas maquinaciones.
¡Ya no sigas enojado!
¡Deja a un lado tu ira!
No pierdas los estribos,
que eso únicamente causa daño.
Pues los perversos serán destruidos,
pero los que confían en el SEÑOR poseerán la tierra.
Pronto los perversos desaparecerán;
por más que los busques, no los encontrarás.
Los humildes poseerán la tierra
y vivirán en paz y prosperidad.
Los malvados conspiran contra los justos;
les gruñen de manera desafiante.
Pero el Señor simplemente se ríe,
porque ve que el día de su juicio se acerca.
Los perversos sacan sus espadas
y ponen cuerdas a sus arcos
para matar al pobre y al oprimido,
para masacrar a los que hacen lo correcto.
Pero sus espadas atravesarán su propio corazón,
y se les quebrarán los arcos.
Es mejor ser justo y tener poco
que ser malvado y rico.
Pues la fuerza de los malvados será destrozada,
pero el SEÑOR cuida a los justos.
Día a día el SEÑOR cuida a los inocentes,
y ellos recibirán una herencia que permanece para siempre.
No serán avergonzados en tiempos difíciles;
tendrán más que suficiente aun en tiempo de hambre.
Pero los perversos morirán;
los enemigos del SEÑOR son como las flores del campo,
desaparecerán como el humo.
Los perversos piden prestado y nunca pagan,
pero los justos dan con generosidad.
Los bendecidos por el SEÑOR poseerán la tierra,
pero aquellos a quienes él maldice, morirán.
El SEÑOR dirige los pasos de los justos;
se deleita en cada detalle de su vida.
Aunque tropiecen, nunca caerán,
porque el SEÑOR los sostiene de la mano.
Una vez fui joven, ahora soy anciano,
sin embargo, nunca he visto abandonado al justo
ni a sus hijos mendigando pan.
Los justos siempre prestan con generosidad
y sus hijos son una bendición.
Aléjate del mal y haz el bien,
y vivirás en la tierra para siempre.
Pues el SEÑOR ama la justicia
y nunca abandonará a los justos.
Los mantendrá a salvo para siempre,
pero los hijos de los perversos morirán.
Los justos poseerán la tierra
y vivirán allí para siempre.
Los justos ofrecen buenos consejos;
enseñan a diferenciar entre lo bueno y lo malo.
Han hecho suya la ley de Dios,
por eso, nunca resbalarán de su camino.
Los malvados esperan en emboscada a los justos,
en busca de una excusa para matarlos.
Pero el SEÑOR no permitirá que los perversos tengan éxito
ni que los justos sean condenados cuando los lleven a juicio.
Pon tu esperanza en el SEÑOR
y marcha con paso firme por su camino.
Él te honrará al darte la tierra
y verás destruidos a los perversos.
He visto a gente malvada y despiadada
florecer como árboles en tierra fértil.
Pero cuando volví a mirar, ¡habían desaparecido!
¡Aunque los busqué, no pude encontrarlos!
Miren a los que son buenos y honestos,
porque a los que aman la paz les espera un futuro maravilloso.
Pero los rebeldes serán destruidos;
para ellos no hay futuro.
El SEÑOR rescata a los justos;
él es su fortaleza en tiempos de dificultad.
El SEÑOR los ayuda;
los rescata de los malvados.
Él salva a los justos,
y ellos encuentran refugio en él.