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Juan 7:10-24

Juan 7:10-24 NTV

Pero después de que sus hermanos se fueron al festival, Jesús también fue, aunque en secreto, y se quedó fuera de la vista del público. Los líderes judíos lo buscaron durante todo el festival y no dejaron de preguntar a la gente si alguien lo había visto. Se oían muchas discusiones acerca de él entre la multitud. Unos afirmaban: «Es un buen hombre», mientras que otros decían: «No es más que un farsante que engaña a la gente»; pero nadie se atrevía a hablar bien de él en público por miedo a tener problemas con los líderes judíos. Entonces, en la mitad del festival, Jesús subió al templo y comenzó a enseñar. Los presentes quedaron maravillados al oírlo. Se preguntaban: «¿Cómo es que sabe tanto sin haber estudiado?». Así que Jesús les dijo: —Mi mensaje no es mío sino que proviene de Dios, quien me envió. Todo el que quiera hacer la voluntad de Dios sabrá si lo que enseño proviene de Dios o solo hablo por mi propia cuenta. Los que hablan por su propia cuenta buscan su propia gloria, pero el que busca honrar a quien lo envió, habla con la verdad, no con mentiras. Moisés les dio la ley, ¡pero ninguno de ustedes la cumple! De hecho, tratan de matarme. —¡Estás endemoniado! —respondió la multitud—. ¿Quién trata de matarte? Jesús contestó: —Yo hice un milagro en el día de descanso, y ustedes se asombraron; pero ustedes también trabajan en el día de descanso al obedecer la ley de la circuncisión dada por Moisés. (En realidad, la costumbre de la circuncisión comenzó con los patriarcas, mucho antes de la ley de Moisés). Pues, si el tiempo indicado para circuncidar a un hijo coincide con el día de descanso, ustedes igual realizan el acto, para no violar la ley de Moisés. Entonces, ¿por qué se enojan conmigo por sanar a un hombre en el día de descanso? Miren más allá de la superficie, para poder juzgar correctamente.